Sep
El Papa y Dostoievski
1 comentariosComo tengo la costumbre de leer los suplementos dominicales con meses de retraso (se supone que, al menos los culturales no caducan) me pasan desapercibidas las cosas consuetudinarias que acontecen en la rúa, que decía aquel gran ironista. Leía en el Babelia a un comentarista de libros, quien escribía que le gustaba el Papa, lo cual está bien, cómo no, y le agradaba que al Papa le gustase Dostoievski, lo cual está aún mejor, seguramente. Pero esto le rechinaba un tanto: era una suerte de contradicción intelectual que implica obviar “por ejemplo, aquel relato sobre “el Gran Inquisidor” que Iván Fiódorovich Karamázov le cuenta a su hermano (y monje novicio) Aliosha en el ambiguo y enigmático libro V de Los hermanos Karamázov, y que constituye una de las más feroces invectivas literarias jamás lanzadas contra la Iglesia de la que él es hoy cabeza visible”. No, hombre, no. Aquí no se obvia nada. Cualquiera que lea esto puede pensar que Dostoievski era un feroz incrédulo que arañaba cualquier cosa que sonase a cristiana, y seguramente sea todo lo contrario. Es probable que sea uno de los pensadores más religiosos que haya habido. El célebre capítulo va de la mano de el que le precede “La rebelión” y ambos, en mis tiempos, se los mandaba leer a mis alumnos de filosofía de la religión. Claro que es una espléndida invectiva… desde dentro. Y eso nunca viene mal, sobre todo porque quien la lanza sabe bien de qué habla y habla con ese “conocimiento del amor” sobre el que tanto se teoriza actualmente. Es más, los expertos dicen que entre Iván y Aliosha anda Soloviev, otro filósofo que no peca precisamente de falta de pasión cristiana. Y seguro que el Papa se conoce el capítulo, hombre, y además sin ningún tipo de requiebro intelectual. Como si quien lee el libro de Job, olvidase "de qué va" cuando lo alaba. En fin…