7
May
2008May
El prójimo, aunque no toque
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De repente, aparece una noticia que nos dice que los papeles del archivo, que son con los que se escribe la historia, son falsos, que han sido introducidos en el mismo a la chita callando. La historia escrita, así pues, si ya de por sí es interpretativa, resulta que yerra en su diana y nos cuenta una historia (valga la redundancia) que nunca fue tal. Si la sal se vuelve sosa… y si los papeles ya no son fiables… ¿qué nos queda? Al mismo tiempo, y de manera inopinada (en una columna que pasa casi desapercibida), resulta que hay más hielo en la Antártida que el año pasado. Pero, ¿no se estaba derritiendo todo? Todos los días nos ponen fotos dramáticas de glaciares que ya no son más que tristes y secas morrenas, en primera página. Todo dentro del paradigma de lo que toca, porque siempre toca algo. Con todo esto quería decir, por si alguien aún no se había percatado (yo mismo, sin ir más lejos) que lo que los medios cuentan no son más que las cosas que nos quieren contar, siempre dentro de unas constantes epocales. En esta época toca esto y en aquella otra lo otro. Hoy nos comentaba un fraile de Bolivia que allí existe la esclavitud, que cientos de miles de personas viven en auténtica situación de esclavitud. Pero eso “no toca” en los medios. Toca recordar la esclavitud en los algodonales americanos de hace dos siglos o uno, o veinte años, y reivindicar la dignidad de las víctimas. Y está bien que toque eso, pero la justicia inmanente, la de aquí, ya no puede hacer nada por ellas, mas que, supuestamente, devolverles la dignidad… a muchos que ni siquiera figuran en los registros (reléase la frase con la que empecé). Me gusta, de vez en cuando, encomendar a los pasados a la memoria divina y pensar que lo que la voluntad de Dios me pide es más presente: el prójimo, que es al que veo y no encuentro mediado por registros, aunque “no toque”.