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El sentido de la vida
3 comentariosComo si la cosa fuese fácil, me ha tocado exponer a los alumnos del master el tema del sentido de la vida y el hecho religioso, sí, así se titula, con esas dos partes. Se ve que el que elaboró el programa no estaba espantado contra todo lo que sonase a religión o cosa que se le parezca. Y ahí, yo al menos, me lo he pasado de lujo comentando el tema, pero ¡sólo 3 horas! ¿Qué se puede decir de cualquiera de esas dos cosas (y de ellas juntas) en tres horas? Poca cosa. Si acaso, abrir el apetito. No sé si a los alumnos se lo habré abierto (seguro que ya venían con el hambre hecha de casa), pero yo, cuanto más comía, más hambre tenía. Y todo con tres textos que suscitan infinidad de referencias: “El sentido de la vida”, de Jean Grondin (fantástico), “The meaning of life” de Terry Eagleton (maravilloso) y “En defensa de Dios”, de Karen Armstrong (soberbio y sobre el cual hablaré otro día). Lo que me hacía gracia de la cuestión es que casi cuesta encontrar filósofos que se planteen la cuestión. No, nosotros hablamos de epistemología, de estética o de hermenéutica, de lógica, pero el sentido parece que ya no es pregunta susceptible de hacerse. Pues garantizo que a quienquiera que se la haga, el primer bocado le va a saber a poco. El que se contente con la respuesta de que no tiene sentido (solución de compromiso), no sabe lo que se pierde por no emprender tan fruitivo camino.