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Mar
2008Mar
Elecciones periscópicas
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En esta época de elecciones, donde todo se elige (quizá porque toca, quién sabe) los obispos han elegidos al cardenal de Madrid presidente de la conferencia episcopal. A algunos de los que esto nos importa algo, ni mucho ni poco, nos hubiera gustado que el elegido hubiese sido un candidato “sorpresa”, que no llegase lastrado por las expectativas de unos y por el desgaste de otros, un candidato fresco, quizá jovenzuelo (ya que el cargo no es vitalicio y no habría que cargar con él de por vida), quién sabe, una cierta novedad. En el fondo, me da igual, aunque no acabo de entender por qué ese deseo a seguir con lo mismo y el miedo a lo nuevo, no vaya a ser... En realidad, no creo que quién presida la conferencia episcopal influya nada en la vida cristiana, sólo, quizá, en el rostro público de la misma. Y sin desdeñar la importancia que eso tiene, que es mucha, me da que a buena parte de los cristianos estas cuestiones políticas (políticas son) nos dejan un tanto indiferentes. Quizá peque de ingenuo, pero puedo permitirme ese lujo. Al fin y al cabo, los frailes estamos exentos, jaja.