Abr
En el día de Catalina
2 comentarios"Da amantem, et sentit quod dico: da desiderantem, da esurientem… da talem, et scit, quid dicam. Si autem frigido loquor, nescit quid loquor” (San Agustín, In Joannis Evangelium, tract. XXVI, 4). Pues sí, algo tiene que ver la actitud con lo que se puede ver. Dame uno que ame, que desee, que tenga hambre y sabrá lo que le digo. Pero si le hablo a uno de corazón frío, no sabrá de qué le hablo, dice San Agustín. Cuando Catalina de Siena afirma que la Trinidad eterna es como un mar profundo en el que cuanto más se busca más se encuentra y cuanto más se encuentra más crece la sed de buscar… muchos sólo verán una expresión exaltada de contradicciones lingüísticas: si ya has encontrado no puedes seguir buscando… Si la sed está saciada no puede al mismo tiempo crecer. No hay nada que uno pueda utilizar como glosa de esas palabras para explicarlas y volverlas convincentes, por así decir. Quien, no obstante, se ubica en la categoría del amante o del hambriento comprenderá, sabrá (ese es el término que usa Agustín) de lo que habla la santa. Es curioso que estas cosas las entienden muy bien los chavales cuando están ensayando los amoríos y viven esa elevación erótica como una especie de novedad radical. Siempre se ha considerado, al menos desde Platón, ese modo de ver la realidad al menos como una posibilidad de percibir la realidad de un modo que escapa a la mayoría de los que vivimos un tanto rutinariamente. Los enamorados pueden comprender bien de qué habla Catalina, aunque no sepan explicarlo. Lo que me recuerda a un profesor norteamericano (creo que lo conté hace tiempo), cuya mujer, que le acompañaba en un congreso por estas tierras, tenía que regresar a su casa antes de que terminase dicho evento. Yo le pregunté si iba a regresar inmediatamente con ella o iba a esperar a que terminase el congreso… Tienes que elegir, le dije con una cierta sonrisa… Y él, con la misma sonrisa, me respondió: yo ya elegí hace cuarenta años. Tanto me impresionó la respuesta que cada vez que le veo, se lo recuerdo. Seguro que sabría de qué hablaba Catalina.