Sep
Erectio Animi y demás
1 comentariosEl mundo no solo va cambiando por efecto de esta pandemia que nos ha tocado vivir. Nuestro acceso tecnológico a la realidad ilumina ciertas cosas y oscurece otras, y eso supone una transformación imperceptible de nuestra comprensión y acceso a “lo que hay”. Esta mañana buscaba una cita de Tomás de Aquino sobre la “erectio animi”, y google, que sabe lo que queremos mejor que nosotros mismos (según dicen los que analizan esa cosa amorfa que llaman el big data), me ha llevado a “erection anime”, que nos traslada a las preferencias erótico-artísticas de algunos japoneses y otros admiradores de ese género, ciertamente temáticas más bien diversas de lo me preocupaba al hacer esa búsqueda. Si no supiese de buena tinta lo que buscaba (“no me buscarías si no me hubieses encontrado”, que decía Agustín), probablemente hubiese pensado que aquello tras lo que andaba simplemente no era, o bien que era un fantasma, un error, una quimera de la mente o un despiste del cacumen.
Lo tecnológico se ha apoderado de nuestro acceso a lo real hasta tal punto que lo que no entra dentro de su calibre simplemente deja de existir al ser ignorado de manera sistemática, como decía Heidegger de la primera pregunta metafísica: ¿por qué hay ser y no más bien nada? Simplemente la vamos apartando con un ademán despectivo, que, con el tiempo se vuelve un gesto inconsciente, como el del que espanta una mosca, hasta que acaba por desaparecer, sustituida por la pregunta por qué hago mañana de comer, que, sin duda, tiene su urgencia. Que al personal no le interese la “erectio animi” y se deje llevar por la “erection anime” que le proporciona la técnica que configura nuestra realidad no significa que sea lícito sustituir aquella por esta, ni trasladar el valor de aquella a esta, y mucho menos decir de aquella que no es. Hasta ahí podíamos llegar. “Erectio animi” es mi consejo para la época pandémica y también, por qué no, para todo otro tiempo.