Oct
¿Estudias o trabas?
1 comentariosEl otro día escuchaba en la radio una entrevista a Javier Marías, con motivo de la publicación de su última novela. Fue muy interesante, ciertamente, por todo lo hablado, y lo que emergía del modo de argumentar. Porque las argumentaciones siempre manan de algo que no se argumenta y que les proporciona el lecho cálido en el que moran, por así decir. Hablaban de los felices 80, años en los que se vivía “sin trabas morales” (sic), decía la entrevistadora. ¿Por qué no hablar, caso de que hubiese sido así, que no lo fue ni de lejos, seguro, de “principios”, “normas” o “acuerdos” si me apuras? No, “trabas”. Y la traba, en la medida que traba, habrá que quitarla para destrabar la cosa y que ruede bien. Los felices 80, así pues, eran una época supongo que de libertad enloquecida, sin freno, o algo por el estilo. Pero acto seguido pasaron a hablar de las corruptelas de los políticos, pan nuestro de cada día. Y ahí, entonces, el entrevistado hablaba ?y aquí sí que cito de memoria, y la expresión no es exacta? de la capacidad que tiene todo el mundo de distinguir lo que está bien de lo que está mal. Vaya, pensé yo: pero ¿eso no será una traba moral? Si no es traba, pertenece en todo caso al territorio de lo moral, y, por lo que se ve, ya no es traba, sino condición de posibilidad de una convivencia justa y pacífica. Pues eso, la moral a veces sí, a veces no, depende de qué, de quién y de cuándo se hable. Traba o no traba, de vez en cuando estas consideraciones aparecen sin querer.