Jun
Existencia tabernaria
1 comentariosUno de los Carmina Burana decía algo así como “In taberna quando sumus non curamos quid sit humus”. He mirado por internet a ver si recordaba bien la frase y me he encontrado con una traducción horrenda, pero eso es otro cantar, el cantar de que el latín, ay, queda reducido a cuatro gaticos y un par de monetes, que dirán los chicos de Muchachada Nui. A lo que íbamos: donde dice taberna puede leerse fútbol, libros hueros, revistas, cotilleos, política civil o eclesiástica, tenis, bodas y banquetes de gentecillas, recochineo a costa de alguien, sentimientos de poder propio, hybris, vanidad, etc. etc. Cuando estamos instalados en estas cosas, no pensamos en que somos mortales ni en que podemos malgastar nuestra vida, ni en que, aunque todos la malgastemos de un modo u otro (ningún mortal es feliz), no todas las maneras de tirara por la borda son igualmente justificables ni punibles. Quien llega al final con algo en las manos no es igual que quien llega sólo con infinitos romances televisivos, ligues con famosos/as (de nuevo televisivos) o cualesquiera cosas semejantes... y nada más. ¿Quién no se ha sentido pletórico con la victoria futbolera de España? Me imagino que multitudes, pero reconozco que un número impresionante e inconcebible de personas han vivido esa victoria como si se tratase de algo totalmente personal, cuando en realidad sólo hay una comunicación simbólica y ritual con lo que acontecía a unos cuantos miles de kilómetros de aquí. Claro que eso es real, pero ¿es auténtico? ¿Es acaso un momento de taberna, de solaz y contento, o es que el constitutivo de nuestra vida es puramente tabernario (porque después de esto vienen el trofeo X, el campeonato Y, el tenis V y la lucha tailandesa Z)? Y como si fuese un columnista-filósofo de esos que pululan por la prensa escrita, me tomaré la libertad de llamar a esta caricatura que hago de lo que Heidegger llamaba existencia inauténtica, existencia tabernaria. Me ha gustado.