Abr
Feliz
0 comentariosA punto de acabar el jueves santo, que se va así como ha venido, casi sin darnos cuenta (porque el presente se prepara en su pasado y el intento de reducirlo a un instante está condenado al fracaso, al menos en la vida humana) escucho las trompetas y los redobles de los tambores procesionando por Valladolid. No soy muy dado a asistir a las mismas (probablemente si fuese un extranjero, me llegase hasta ellas con gran prontitud, pero por estar habituado, ya se sabe lo que pasa), mas no me cabe duda de que son una forma tan válida como cualquier otra para celebrar lo que conmemoramos en estos días, porque cada quien da rienda suelta a su religiosidad de diversos modos, y la cultura y el tiempo se han ido encargando de seleccionar los más valiosos. Seguro que algunos han quedado por el camino, quizá esperando ser descubiertos y olvidados por alguna época que concedía valor a vaya usted a saber qué. Quizá hoy nos sirviesen especuialmente bien. Puede ser. En todo caso, el núcleo de estos días es la memoria que nos constituye. Y es condición de posibilidad de ser lo que somos. Así pues, feliz memoria y feliz Pascua, tenue reflejo de lo que esperamos y seremos.