Dic
Feliz Navidad
1 comentariosAunque ya algunos han decidido que la navidad empezó hace casi un mes, no es de todo cierto. Pero, ante la posibilidad de que se me pase la cosa, ya he mandado mis felicitaciones internáuticas. Lo que envié es lo que aquí adjunto, un texto de Frederick E. Weatherly al que puso música Stephen Adams, que es una de las reflexiones más hermosas que se han compuesto sobre Jerusalén, la ciudad santa, que no es, al menos para mí, tanto un pedazo de tierra cuanto el símbolo de lo que somos, pura temporalidad abierta a lo porvenir de lo santo, con esperanza y deseo de cosas mejores. Cuentan que Isadora Duncan decía: “si pudiera decirlo, no tendría que bailarlo”… En nuestro caso, si pudiera decirlo, Charlotte Church no tendría que cantarlo. Feliz Navidad.
The Last night I lay a-sleeping There came a dream so fair, I stood in old Beside the temple there.
And then methought my dream was changed, Hark! How the angels sing, Hosanna in the highest! Hosanna to your King! And once again the scene was changed,
| La ciudad santaY me vino un sueño tan bello, Estaba en la vieja Jerusalén Al lado del templo. Oía a los niños cantar, Y mientras cantaban Me parecía la voz de los ángeles Que respondía desde el cielo. Me parecía la voz de los ángeles Que respondía desde el cielo. Jerusalén, Jerusalén Alza tus puertas y canta, Hosanna en las alturas Hosanna a tu rey.
Y entonces me parecía que mi sueño cambiaba, Las calles ya no sonaban En silencio quedaron los alegres Hosannas Los niños pequeños cantaban. El sol se oscurecía con misterio, La mañana estaba fría y fresca, Mientras la sombra de una cruz surgía Sobre una colina solitaria Mientras la sombra de una cruz surgía Sobre una colina solitaria Jerusalén, Jerusalén ¡Escucha cómo cantan los ángeles!, Hosanna en las alturas Hosanna a tu rey. Y de nuevo la escena cambió, Y parecía ser una tierra nueva. Vi la Ciudad Santa Junto al mar sin mareas. La luz de Dios estaba sobre sus calles, Las puertas se abrieron de par en par, Y todos los que querían podían entrar, Y a nadie se le negaba. No hacían falta luna ni estrellas por la noche, o que luciese el sol por el día. Era la nueva Jerusalén, Que nunca desaparecería Era la nueva Jerusalén, Que nunca desaparecería ¡Canta pues la noche ha acabado! ¡Hosanna en las alturas! ¡Hosanna para siempre! |