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Oct
2006Oct
Fes y virus
1 comentariosSegún recogen las agencias de noticias y los medios de comunicación que se nutren de ellas, el reciente premio nacional de narrativa, Ramiro Pinilla, ha afirmado que “cualquier nacionalismo, cualquier fe, la religiosa o la política, son negativas”. Error. Respeto muchísimo sus canas y sus años, y su enorme sabiduría, pero creo que este juicio de valor (que no de hechos) se le ha ido de las manos. La fe es lo que hace que cada uno nos levantemos de la cama, y no me refiero sólo a la fe religiosa, sino a la fe laica y de andar por casa que nos dice que ese día va a ser mejor que algunos que han sido horrendos, la fe que nos dice que todo va a salir bien, o la que nos hace creer, a veces sin asomo de indicios, que lo que hacemos cada día tiene un sentido, sea trascendente o sea inmanente, que eso, para este caso, da lo mismo. Otra cosa son las fes particulares, que a veces son pesadas e impositivas, aunque otras son bien tranquilas y bienhechoras. En cualquier caso, nuestro reciente premiado ha empleado uno de esos juicios universales que no se pueden manejar sin saber que se cae en una falacia lógica. Si él sabe que está siendo falaz, porque sabe que la lógica no es el criterio último de la vida y no quiere atarse a las leyes porfirianas, al menos sabrá también que el juicio de valor que ha emitido se apoya sobre una determinada fe, que, por su misma declaración, queda desautorizada. Así pues, cualquier entendedor se dará cuenta de que su fe en la Encarnación, por poner un ejemplo de los gordos, no se puede identificar así, sin más, con la de los que desfilan en la procesión de moros y cristianos ni con la de los que la quieren quitar. La fe se dice de muchas maneras, como el ser de Aristóteles (si bien hay un sumo analogado, que el postmodernismo está bien en los laboratorios, como el virus de la viruela: a todos nos gusta estudiarlo, pero sin que nos muerda el gaznate).