Oct
Fin episcopal
0 comentariosY sí, efectivamente, el fin de semana largo (casi 6 días) con los obispos y la Curia ha resultado una experiencia excelente. Allí nos juntamos antes que nada y sobre todo frailes. Cierto es que cada uno anda en su sitio y también lo es, como alguno decía, que para llegar a ser obispo (si uno quiere hacer “carrera eclesiástica”, por así decir), el último sitio en el que ingresa es en el convento, y más en un convento dominicano, pues, como bien es sabido, ya Umberto de Romans le dijo a San Alberto algo parecido a “antes muerta que sencilla”, a saber, “antes en una caja de pino que obispo”. Y eso siempre ha estado presente en nuestra tradición, hasta el punto de que algún obispo pedía que se aclarase la relación de los obispos dominicos con la Orden. Bueno, ya se hará. Lo importante es que nos vimos y convivimos en pura relación de iguales, con el maestro de la Orden como prius inter pares. Así es. Hasta nos reímos a base de bien cuando a uno de los obispos, en medio de la misa en latín, cantada, se le coló la rúbrica de “conuigare le mani” (que había perdido su original tinte rojo), provocando la carcajada general (con toda normalidad) o cuando otro obispo coló en el memento de difuntos latino al papa Benedicto y al arzobispo de Burgos. Si el ambiente era distendido incluso en los momentos serios, uno puede imaginarse el clima fraterno de todo el encuentro. Lo decía: ¿puede pensarse mejor plan para un fin de semana que los hermanos unidos, como dice el salmo? Seguramente no.