Oct
Ganas de conspiración
2 comentariosMe acaban de mandar un enlace de un periódico en el que se cuenta una especie de conspiración –no sé si judeo-masónica– para que un libro no se venda y su propaganda no se anuncie en los autobuses. Obviamente, aprovechando el tirón de la visita del Papa, va contra Dios, la religión, los curas y demás cosas que caben en un mismo saco, por lo visto. Llevo ya tiempo escribiendo cosas sobre filosofía de la religión (nada que ver con la revelación, que para eso está la teología) y me doy cuenta de lo difícil que es llevar los argumentos, sean los que sean, hasta el final, comprender cuál es el eslabón más débil y mirar a ver si se pueden sostener o no. Eso supone muchas horas de asiento, como las han supuesto los que argumentan sólidamente contra lo que yo creo que tiene sentido presentar. El mismo Aquinate nos legó aquellas fantásticas páginas en las que considera que por pura razón se puede llegar tanto a la conclusión de que el mundo ha tenido un origen en el tiempo como a la de que el mundo es eterno: sólo por fe, en este caso, sabemos que aquella es la correcta. ¿Es este un dato científico? Claro que no lo es. ¿Lo es la existencia de Dios? Tampoco, porque –y esto también lo deja claro Tomás– Dios no es una pieza más del sistema del mundo: sólo empezó a serlo en el pensamiento moderno. En fin, estoy seguro (y creo que aquí quería llegar) que cuando termine lo que estoy escribiendo tampoco me lo van a anunciar en los autobuses de Madrid el día que nos visite, no sé, el presidente de alguna república que se proclame atea, si es que la hay, que la habrá. No creo que haya conjura. Tampoco carezco de prudencia. Y al final, cada quien ha de creer lo que le dicte su conciencia (Aquinate dixit, non Voltaire, por poner un nombre).