He estado leyendo el relato de “El hecho extraordinario” de García Morente, editado porJavier Carballo, OP, y publicado recientemente por la editorial San Esteban. No hay nada mejor que se pueda leer en una tarde de canícula veraniega de estas que nos asuelan: ni Zafones, ni Dan Browns ni nada de nada: García Morente. Como es de dominio público, Morente puso por escrito todos los pormenores que rodearon su conversión. Y lo hace de una manera sencillamente magistral: no sólo es lo que cuenta, sino el cómo lo cuenta lo que convierte este relato en una pieza tan increíblemente atractiva, con un ritmo casi de thriller, que capta al lector desde la primera página hasta que, saciado y satisfecho, como quien acaba de ver una buena película o leído un libro excelente, queda en ese estado particular de perfección anímica en el que dicen que consiste la experiencia estética. Se desearía más, más relato, más palabras, más detalles, al tiempo que se renuncia a algo más que pueda romper la perfección del estado alcanzado. La peripecia de García Morente es excepcional y contiene casi todos los detalles que constituyen, a decir de Aristóteles, una tragedia (o una comedia), un relato. Y además, con su bagaje intelectual, propone todas las posibles objeciones al hecho que relata, el hecho de una presencia sentida que no puede ser quebrada por ninguna razón, a pesar de los pesares.Javier Carballoy San Esteban nos ofrecen esta refrescante lectura (refrescante no es sinónimo de ligero y tontuelo) para el verano. Agustinianamente diré a mis lectores: tolle, lege. De nada.
de Sixto Castro Rodríguez, OP
Es doctor en filosofía y bachiller en teología, además de titulado en órgano. Trabaja como profesor de estética y teoría de las artes y de teodicea.