16
Oct
2006Oct
Grupúsculos vociferantes
5 comentariosEl mundo del grupúsculo vociferante se ha impuesto definitivamente. Si alguien quiere algo, cualquier cosa, por inverosímil e inalcanzable que sea, comienza formando un grupúsculo, mejor cuanto más gritón y berreón, que vilipendie a alguien. El enemigo tiene que tener alguna debilidad, pero una debilidad que mayoritariamente esté culpabilizada y que, por lo mismo, haga que el vilipendiando baje la cabeza, siquiera unos grados. Veamos. Leo en el periódico que un grupúsculo de unos 50 imbéciles (aunque fuesen 100, el número es lo de menos en este caso) han llamado a Fraga “falangista” y “asesino” en la universidad de Granada. Que se sepa, Fraga no ha asesinado a nadie. Se le puede acusar de haber sido ministro de un régimen que asesinó gente, pero eso no le convierte, así sin más, en asesino. Pero bueno, lo que me hace gracia es el término “falangista”. Me juego alguno de mis órganos favoritos a que la inmensa mayoría de esos energúmenos (en sentido etimológico, pues no hay duda de que para ponerse a gritar patochadas en una universidad hay que estar poseído por un espíritu de pocas luces) no tiene más que una vaga idea de lo que significa falangista, más allá de la imagen tópica de una gentes desfilando con uniforme paramilitar. Yo tampoco lo sé, lo digo de antemano. No viví nada del falangismo, como tampoco viví en ningún régimen al que pudiese tildarse de fascista, que es otro de los términos que son como dagas afiladas. Si te llaman fascista, falangista, nacionalcatólico y yo qué sé cuántas cosas más (términos prácticamente desemantizados, es decir, no significan nada, son sólo dardos que se lanzan y zahieren) estás listo. Ahora bien, lo contrario (si es que es lo contrario, porque a los efectos es más o menos lo mismo, un término carente de significado y que sólo connota alabanza), es decir, camarada, compañero, libertario, y yo qué sé qué más, estás salvado. Puedes tener en tu cuenta corriente lo que quieras, vivir en el mejor barrio de este país y puedes hablar mal de quien quieras, que tienes patente de corso y bula real. Grupúsculos vociferantes, palpaos las bulas antes de chillar, sed caritativos y, sobre todo, pensad antes de hablar, que no cuesta tanto.