Ago
IDYM
4 comentariosLa potencia del laicado dominicano es espectacular, y no sólo es esto, sino que es de una juventud arrebatadora. Tengo la suerte de estar en el encuentro internacional del movimiento juvenil dominicano, que tiene lugar estos días en Fátima, y no porque sea joven, que según esas teorías de generaciones y cohortes, salgo de esa clasificación disparado como flecha guillermotellesca, sino porque me llevan como traductor de aquí para allá, de modo que eso de “en comunidad no muestres tu habilidad” no es recomendable… salvo que quieras quedarte encerrado en la celda, rascándote las orejas con fruición regurgitadora. Pues bien, unos 200 jóvenes de todo el mundo se han juntado aquí, en Fátima, para compartir y reflexionar sobre qué es predicar al estilo dominicano… Y he visto que unos cuantos llevan pulseras, pins y cosas por el estilo en las que se lee: Soy dominico. Parece mentira que con lo malamente que sembramos broten semillas de este calibre. Apolo regó, el otro pasó por allá, pero se ve que la mano que está detrás no depende de ninguno de nosotros, porque si no… Un brasileño majísimo, Leonardo, que procede de una larga experiencia de otra congregación (cuyo nombre omito) me dice que los dominicos somos cristocéntricos, mientras su anterior experiencia le había mostrado que la otra congregación era “fundadorcéntrica”. No se si ello es cierto, pero si es verdad que el entusiasmo de esta gente no sé si yo lo tuve alguna vez, así que benditos sean por ello.