20
Ago
2006Ago
Intelectuales copiones
3 comentariosEn uno de los periódicos de hoy aparece un actor, bastante conocido en la escena nacional, que afirma que nunca ha aprobado un examen por sus propios medios. Aclara, para que nadie piense cosas indecentes o indecorosas, que siempre copiaba. Hombre, quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Quien más, quien menos hemos echado un vistacillo al folio del de al lado (en mi caso siempre era Atilano Pena, ex OP), hemos susurrado una respuesta o una pregunta o algo por el estilo. Pero vamos, de ahí a decir que no hemos pegado golpe en nuestra vida, hay un salto de los que no se atrevía a dar ni Kierkegaard. El problema no es que esté señor no tenga ni idea de buena parte de las cosas. Lo que es verdaderamente preocupante es que, por no sé qué contingencias históricas, en tanto actor, sin más entra dentro de la categoría de intelectual, con lo que está casi habilitado para opinar de lo que le dé la gana. No dudo de sus habilidades interpretativas (aunque para mí, salvo raras excepciones de intérpretes descomunales, los mejores actores son los aficionados. Véase cualquier película iraní, brasileña o de más allá de nuestro horizonte cultural), pero me horroriza que el mundo de la opinión y del intelecto pueda ser profanado por gente así. Cualquiera puede opinar, pero la opinión, ya desde Platón, es lo que es. Se la mira, se la retuerce y se hace con ella lo que se quiere. La autoridad no se adquiere por la simple categoría de intelectual. Hace falta algo más. Lo mejor que puede hacer este actor es actuar, que se supone que es lo que sabe hacer. No me pidan que preste atención a las opiniones de los intelectuales. Más bien haré como San Pablo y me fiaré de quién o quiénes yo bien sé.