6
Dic
2006Dic
ITV VIP
1 comentariosHoy he ido a pasar la ITV de nuestra pobre furgoneta, que va perdiendo aceite por todos los poros mecánicos. Siempre voy temiendo que esta vez no la va a pasar, porque ronronea el motor, aunque a veces me parece que muge, o fallan las bombillas sin saber cómo ni por qué. La cosa es que la señora que daba los papeles, o mejor dicho, concedía, porque parecía que uno estaba solicitando un aplazamiento de la ejecución de una sentencia, se daba tanto pote para acá y para allá, tanto tiempo robaba a los pobres clientes que allí hacíamos cola, contando dinero, moviendo papeles, supongo para no quedarse ni un minuto más en su trabajo, no fuera a ser que tuviese que hacer horas extras impagadas, que supongo que lo hacía para que el público fijase su mirada en ella, digo yo, porque si no no me lo puedo explicar. En todo caso, allí estaba yo. Ella no se dignaba a mirarme, para no establecer contacto visual (que es la primera forma de contacto) y yo le respondía con la misma moneda, como diciendo que me lo estaba pasando bomba viendo cómo entraban y salían probos operarios. Así están las gallinas metidas en jaulas: no se miran para no establecer contacto, porque puede ser interpretado por la compañera, según nos dicen los etólogos, como una invasión del espacio ajeno. En mi caso no era por imitación gallinácea, sino por no regalarle mi tiempo mirando el bobo despliegue de importancia que iba derrochando por donde pasaba. Así que me dije: mi tiempo es mío y hago con él lo que quiero, aunque usted me obligue a esperar. Así que, por asociación de ideas, andaba pensaba en eso de los VIP. Hay VIP por todas partes. Los revolucionarios franceses y americanos creyeron haber acabado con la aristocracia, jaja, ilusos. Lo que hicieron fue crear una nueva. Esa diferencia que establece ir en primera en el avión, o entrar en las salas reservadas a la gente bien, tener una puerta de atrás o un pequeño palco reservado. Y todo ya no por nacimiento (jaja, vaya que no), sino por mérito (ya me dirán cuál, salvo en muy contados casos). Para mí los VIP son las personas a las que quiero. Y no entiendo por qué socialmente se acepta, sin mayor crítica, ese tipo de separaciones. Si usted es VIP, la sociedad le sonreirá. Si no lo es, ah, lo siento mucho. Y no soy de los que anhelan la igualación por debajo. Al contrario: todos VIP.