Dic
La bendición de Dios
3 comentariosMe acaban de enviar un enlace a la felicitación de año nuevo de la canciller alemana Angela Merkel. Una filmación espartana, una cámara que prácticamente no se mueve, con la melodía del himno alemán de fondo, repitiéndose una y otra vez a lo largo de los siete minutos que dura, el Reichstag y el árbol de Navidad al fondo y poco más. Nada de trampantojos ni vocecillas de trilera. Con ello logra un discurso parco en futesas que trasmite credibilidad a quien lo enuncia. Y, para terminarlo, la mujer desea de corazón un feliz año y la bendición de Dios, tal cual. Impensable en nuestra tele pública (y en casi todas las privadas). ¿Qué tendrá de malo desear lo que uno considera mejor? ¿Es más neutral hacer un discurso en términos kantianos o habermasianos que hacerlo en términos religiosos genéricos? ¿Qué entiende mejor el oyente ideal de esos discursos: el imperativo categórico o la bendición de Dios, una tradición que tiene milenios de existencia? Dado que, según algunos de nuestros líderes –ay, qué pensaran los extraterrestres cuando nos invadan–, hay que institucionalizar el insulto, se entiende que lo de Angela necesariamente sonaría extraño en boca de nuestros representantes. Pero, en fin, las extrañezas conforman el futuro, como bien sabemos. No puedo desear sino lo mismo que Merkel. Amén.