Dic
La censura es de hoy
8 comentariosDesde que el hombre es tal se ejerce la censura. Se le cambian los nombres y se la denomina "discriminación positiva", resistencia frente a la superstición, búsqueda del interés (del tipo que sea) y se cree que se ha cambiado la realidad. Es el nominalismo que nos invade, al que ya hice referencia tiempo atrás: cambiamos los términos y creemos que, con ello, se transforma la realidad que hay detrás de los términos (ah, que no hay realidad detrás, afirman. Bueno, dolor de muelas sin nombre, has de dejar de doler si ya no eres dolor). Las universidades, terreno donde se debaten las ideas, donde (supuestamente) forma críticamente a la gente, llevan infinidad de tiempo sufriendo una forma de censura que se disfraza de democracia: ciertas gentes se plantan y dicen que x o y no da una conferencia allá, porque en la universidad no se debe dar cabida a las "ideas", fatuas o supersticiones que defienden x e y. Luego, las ideas (o pseudo ideas) de x e y quedan reducidas al estado de psedodiscursos (o discursos falaces) precisamente porque no tienen cabida en la universidad. El obispo no puede hablar en la universidad, porque representa la superstición, dicen. Pero ¿por qué no le dejas hablar en la universidad y debates sus tesis? Los representantes de tal partido político, tampoco, porque tal y cual. Se parte de la tesis de que la universidad confiere “cientificidad” a un discurso y no es así: precisamente la universidad es el foro de debate donde, incluso, se discute en qué consiste la cientificidad, la veracidad, la verdad…, y la misma censura. Porque habrá que pensar que el que, por ser vos quien sois, no se os permite entrar en la universidad a contar algo es una forma de censura clara y palmaria, por mucho que le cambiemos el nombre y la llamemos protesta catafática. Da lo mismo, la rosa olerá igual aunque la llames “asor” (y ganará el estatuto de palíndromo). La cosa sigue. Sólo cambian los detentadores de la cosa.