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Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor

4
Sep
2006

La merienda de Günter Grass

9 comentarios
Los agentes culturales están divididos sobre la conveniencia o inconveniencia de la confesión que ha emitido Günter Grass acerca de su pasado nazi. Algunos dicen que todo es una estrategia de mercado; para otros, se trata de la crónica de un hecho que antes o después sería descubierto por algún biógrafo más o menos avezado, de modo que Grass se habría adelantado a lo inevitable, convirtiendo en virtud lo que, en todo caso, le iba a caer encima. Independientemente de todo lo que pueda rodear esta situación y de cómo se haya podido gestar, ¿qué hay de malo en pedir perdón, en reconocer la culpa? La moda de hoy es aquello de “yo no me arrepiento de nada”, lo cual es ejemplo de una memoria desmemoriada o de una estupidez insana. Si el justo peca siete veces al día, ¿por qué no ha de poder arrepentirse el injusto, o sea, todos los demás, siendo este conjunto la intemerata de grande? Es difícil compartir el fariseísmo de quienes niegan a Grass la posibilidad de disculparse, aunque él haya maquillado esa disculpa con la célebre excusa de la responsabilidad diluida en la colectividad y en el “pero yo no sabía…” Todos somos Grass, todos tenemos algún cadáver en el armario que nos resistimos a sacar, lo cual me parece lícito –pues la exhibición impúdica de las propias vergüenzas debería estar limitada al médico, al confesor y a los íntimos–, pero nos inhabilita para erigirnos en jueces y árbitros morales de la colectividad. Quizá, sí, ese haya sido el pecado de Grass, haber pretendido erigirse en un nuevo Führer de la moral alemana y europea, cuando tenía bastante porquería escondida debajo de la alfombra. Pero el hecho de haberlo reconocido, siquiera tarde, dice mucho a su favor. Los mismos que ahora lo defenestran y se lo tratan de merendar son los que quieren ocupar su puesto de líderes, porque los estancos intelectuales no se crean ni se destruyen, sólo cambian de mano según las circunstancias. Bien por Grass. Ah, y que tomen nota los que, sin haber sido nazis, han sido o son de semejante calaña (que haberlos haylos).
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JMValderas
4 de septiembre de 2006 a las 21:47

Querido Sixto, permítame interpretar su reflexión en clave de Iglesia. ¿Quién quiere erigirse en portavoz de la conciencia, en nuestro caso, de la genuina Iglesia de los pobres? Entre muchos, la Asociación Juan XXIII, que un día de éstos iniciará su congreso de "teólogos y teólogas". Desde mi ventana --la de los años y alguna experiencia en la ponderación centífica-- veo que en ese congreso sobre Cristianismo y Bioética intervienen "expertos" que no parecen poder mostrar tal aval. Veamos. Federico Mayor es una persona valiosa en bioquímica perinatal, pero en biogenética (tema de su conferencia) no me consta que tenga autoridad. El conocimiento sobre el origen de la vida y las céllas madre embrionarias o adultas que pueda esgrimir Bandrés no aparece respaldado en ninguna publicación. La ponente sobre ecología me trae a la memoria lo que el maestro Margalef (fundador de la disciplina) decía a propósito del ecologismo (por donde apunta su lección): ecologismo es a ecología lo que socialismo es a sociedad. Sin base científica, ¿qué reflexión filosófica y teológica puede elaborarse? Por supuesto estoy dispuesto a corregir si yerro en esta fijación de límites. Pero, por favor, no den después lecciones. Si quieren seguir atacando a la Iglesia (a la jerarquía, al contenido del Catecismo o a los docmentos pontificios), allá ustedes teólogos y teólogas. No apelen a la ciencia en vano.

Guanche
5 de septiembre de 2006 a las 11:05

Supongo que a JMValderas entiende y sabe de todo. Me recuerda a las tertulias radiofónicas.

Tertio Excluso
5 de septiembre de 2006 a las 14:41

La verdad es que me ha parecido ni-fú-ni-fá que Grass dijera de su pertenencia nazi, (sus razones tendrá, sean buenas o bastardas ante la inminente publicación de una biografía no deseada....) aunque tampoco veo que merezca mucho la pena. Muchísimos alemanes lo eran. Casi todos nuestros abuelos pertenecieron a algún bando de la civil española y mataron a alguien; cada cual con su conciencia, y que Dios nos perdone a todos. Ay, si hubiera una guerra, qué tal nos quedarían los uniformes a cada uno de nosotros.... y a qué ejército nos alistaríamos.... ¿a los buenos o a los malos, que no los hay ni en las pelís de indios? Por otro lado, la elección de los premios nobel de literatura es bastante curiosa y muy puesta en entredicho. Eso de Alfred Nobel de "a quien haya producido en el campo de la literatura la obra más destacada, en la dirección correcta" no es fácil de interpretar, ni lo de la dirección correcta (toma ya, esto sí que suena a nazi-comunista!), ni lo de destacada, cuando la mayoría de los laureados no son conocidos por casi nadie ni la gente suele leerlos, excepto algunos que se apuntan a ello cuando son elegidos por eso de la moda o la curiosidad....

Por otro lado nada hay más loable, y digno, que arrepentirse con sinceridad y proposito de enmienda de los errores y pecados cometidos. En eso Sixto, totalmente de acuerdo.

paseante
5 de septiembre de 2006 a las 22:24

El momento del arrepentimiento y el perdón llega para cada cual. Lo que "huele" ( a marketing) en este caso es que llegue justo antes de la aparición de su último libro,probable best seller, y seguramente magnífica literatura, que por algo le dieron un premio Nóbel. Por lo bien que escribe. Los tempos personales, a veces se entrecruzan. pero ya sabemos, que a veces, las cosas- y las personas- no son lo que parecen... ¿ o sí?Siga usted escribiendo señor Grass...

Hernán de la Quintana
6 de septiembre de 2006 a las 18:28

Sixto, los peligros de la memoria, los pecados de juventud, la vida misma...la cuestión es que "Pelando la cebolla" se vende como rosquillas en Alemania y el efecto de la revelación ha sido contundente, "business as usual". ¿Traducirá lo de "pelando" al castellano...tal cual(risas)?. Tiene mucho morbo...Por cierto Sr. Valderás deje la carquería un poco y abrace las nuevas teologías...buenos están nuestros obispos pa´hablar de lo que sea. Le recomiendo estimado Valderas la entrevista que le hiciero al Abad de Montserrat en el diario EL PAIS hace unos quince días: rezuma sensatez, algo que no le vendría mal a los que forman parte de la jerarquía eclesiástica española.

JM Valderas
6 de septiembre de 2006 a las 20:12

Nunca contesto a los ataques personales. Esta página, entiendo, es para comentar la reflexión de Sixto Castro, no las ideas peculiares de nadie. Sólo diré una cosa, si se me permite: acostumbro leer lo que creo de interés, entre ello, las desafortunadas palabras del abad Soler, cuyo núcleo se compendia en la frase: (separación entre) "el Estado y su lógico derecho a promulgar leyes, y lo que es la Iglesia...", que es falsa por incompleta: se tiene derecho a promulgar leyes "justas". Porque no estoy dispuesto a dar un euro a quien sistemáticamente ataca la fe de Cristo en su Iglesia, no compré el periódico, pero, viejo que es uno, sabía que, en atacando a la Iglesia, ese texto no estaría bloqueado para uso exclusivo de suscriptores. No me equivoqué, y tengo a mi izquierda una salida de impresora de la entrevista de El País. En cuestiones de conciencia, el Señor nos avisó para no ser pardillos. Y estudiar. (Lo digo por mí.)

Hernán de la Quintana
6 de septiembre de 2006 a las 21:38

Pues aplíquese Valderas, estudie y viaje, cure sus males...y eso que yo no he dicho lo de las tertulias radiofónicas. Me huelo de que pie cojea usted. ¿También cree en la existencia de una conspiración judeo-masónica contra la iglesia?, ¿Cree que estamos ante una persecución? Vaya!!! y yo sin enterarme y durmiendo plácidamente la siesta. JM, tolle et lege.

elias
11 de septiembre de 2006 a las 19:28

INTELECTUALES QUE OCULTARON SU PASADO FRANQUISTA
europea redoblan en busca de casos similares con que abonar la polémica. Asunto difícil en el caso español, donde la Transición arrojó sobre el pasado de los franquistas un velo de “impunidad ambiente”, en palabras del novelista Javier Marías. La reconciliación de la dos Españas aconsejaba, si no el olvido, el silencio. ¿O no? Lorenzo Villalonga hizo la siguiente reflexión sobre las secuelas de la Guerra Civil: “Creo que es mejor no hablar de estas cosas, aunque quizá sea peor el olvidarlas”.

Intelectuales orgánicos
La ventaja de Grass es que su führer se suicidó treinta años antes de que el caudillo muriese en la cama. Aparte de los exiliados, fueron pocos los intelectuales que al comenzar la posguerra española marcaron distancias con el

elias
11 de septiembre de 2006 a las 20:01

en www.tiempodehoy.com podeis leer el comentario completo, sobre los " Gunter Grass españoles. Por su extensión, no se puede reseñar aquí. Ortega, Pinillos, Torrente Ballester, Cela, Haro Tegclen, Lain Entralgo...no hay que rasgarse las vestiduras, que en todas partes cuecen habas... y por estos lares nuestros, a calderadas. Eso sí, ninguno venderá tantos libros como el señor Grass... ¡ y todos conocemos "el ego del escritor", y las envidias del mundo literario...Saludos

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