8
Nov
2006Nov
Libertad sexual (y las otras)
13 comentariosNo sé quién decía hoy, en una de esas citas que suelen entresacar los periódicos, que amaba la sexualidad porque era sinónimo de libertad. Y así, de entrada, me llamó la atención, porque esas frasecillas gratuitas suelen llamar mi atención. La cosa es que inmediatamente, por aquello de las leyes de asociación, me vino a la mente una cita semejante de alguien bastante más cualificado que este quidam, que era tan quidam que ni me acuerdo de su nombre, vamos que no sé si me fije. Me estoy refiriendo a Aldous Huxley. En el prólogo de su excelente novela Un mundo feliz, dice lo siguiente: “A medida que la libertad económica y política disminuye, la libertad sexual tiende, en compensación, a aumentar”. Cuando leí eso, años ha, me llamó poderosamente la atención, precisamente por venir de quien venía. Casi podríamos decir que Un mundo feliz es la expresión literaria de la tesis antedicha. La sociedad (el se, otro quidam) clama y grita que nadie se debe meter en su cama, lo cual me parece más que correcto (aunque si nadie se mete en su cama, mal lo van a pasar, al menos al respecto que venimos comentando), pero parece que ahí se acaba la libertad, y que en la medida en que uno pueda hacer con su cuerpo “lo que quiera”, ya se ha alcanzado la libertad. ¿Y el resto? Bueno, el resto se da por supuesto: los gobernantes se comportan como señores de horca y cuchillo, poniendo a quien quieren en el poder, se hacen alianzas donde los menos votados se comen a los más votados, se aplica la maquiaveliana razón de estado para negociar con quien se quiera. Si esto no atenta contra la libertad política, que venga Dios y lo vea. Se nos aplican impuestos en unas autonomías para pagar los dispendios de los que mandan, se machaca a los que cobran por nómina y no pueden escapar, se hace la vista más o menos gorda contra las corruptelas (porque que hayan cogido a cinco indica que el cuerpo del iceberg va a seguir avanzando: no hay quien ponga cascabel a este gato). Si eso no atenta contra la libertad económica, no sé qué lo hará. Y no obstante, parece que los progres se han quedado en que la máxima libertad consiste en que nos dejen menear la cola o lo que nos parezca con quien queramos. Sí, claro que hace falta eso, pero cuando se convierte en opio… ¿Dónde he oído eso? Una mala sinécdoque (la parte se convierte en el todo). Es que nos van a acabar llevando a las barricadas, oiga, y mira que me gusta poco esa expresión.