Logo dominicosdominicos

Blog Bitácora Véritas

Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor

1
Oct
2006

Los académicos de los congresos (o a la inversa)

6 comentarios
Por fin se acabó el congreso que me trajo por estas tierras de Asia. Y no me resisto a hacer una breve descripción fenomenológica de estos akelarres tan fantásticos que nos permiten conocer gente, apuntalar algunas ideas, generar otras y ver cuán equivocados estamos todos. Entre los asistentes siempre hay cuatro o cinco que preguntan y preguntan preguntas que no son preguntas. Son lo que Emilio G. Estébanez, OP llama conferenciantes frustrados. Hablan durante veinte minutos y al final dicen: “no sé si estarás de acuerdo”. Bueno, el conferenciante casi siempre está de acuerdo, sobre todo porque ya no se acuerda de cómo empezó la cosa, y suele tener el buen criterio de no enzarzarse en una discusión bizantina, pues es consciente de que el personal se está aburriendo soberanamente y suspirando por salir a tomarse un café o, en su caso, a echarse un cigarrito. Entre estos, siempre hay alguno o alguna que lleva las gafas en la punta de la nariz y las utiliza para intimidar, no para ver. En sus Investigaciones Filosóficas, Wittgenstein compara el lenguaje con una caja de herramientas. Las herramientas tienen un uso, digamos, propio: un destornillador se usa para desatornillar, pero puede usarse para miles de cosas más: abrir una lata, remover pintura, como cincel, para limpiarse las muelas, quién sabe. Bueno, apuesto a que no se le pasó por la cabeza que las gafas podían usarse como elemento intimidatorio desde el punto de vista intellectual. He de hacer algo, porque yo no puedo jugar con las mías. Si me las quito, adios mundo. Seguirá estando ahí, pero no para mí, que no lo veo. Volviendo al tema, otra característica es la risita cómplice de “ya sé de qué hablas y qué bien traído está”, aunque no se tenga la menor idea de lo que habla el conferenciante. Hay veces que los académicos cometen el error de reírse de algo que el conferenciante ha traído a colación, pero no como algo risible, sino como cuestión bien seria. El ridículo, no obstante, suele quedar diluido en la atmósfera cargada. Eso sí. Casi todas las conferencias acaban hablando de cuestiones religiosas. El que cerró el congreso, Hillis Miller, un eminente pensador, habló de la irresponsabilidad, poniendo como ejemplo la vivencia religiosa de Abraham. El consiguiente debate fue prácticamente una discusión teológica. Como dice el citado Emilio G. Estébanez, pon una clase de teología y no va nadie, pero como salga el tema de Dios en cualquier otro lugar, entra al trapo hasta el del tambor.
Posterior Anterior


Hay 6 comentarios, comparte el tuyo

En caso de duda, puede consultar las normas sobre comentarios.

Aviso: los comentarios no se publican en el momento. Para evitar abusos, los comentarios sólo son publicados cuando lo autorizan los administradores. Por este motivo, tu comentario puede tardar algún tiempo en aparecer.

Cancelar repuesta


Francisco Coronas
1 de octubre de 2006 a las 12:50

Me he reído mucho. Pero esto suele pasar no solo en los congresos, sino también en los foros de debate, basta con sustituir las gafas en la punta de la nariz, por el teclado (con o sin cable). La ventaja de los foros frente a los congresos es queaquí se pone en la programación una sentencia que prohiba más de un determinado número de palabras, como ocurre en este foro. Sentencia que agradecemos muchos.

Adriano
1 de octubre de 2006 a las 14:23

jajajaja... Macrocosmo y microcosmo.. Lo que pasa en los congresos puedo asegurarte que pasa tambien en las pequeñas reuniones familiares, donde el falso maestro de turno intenta esplicar cosas que estan fuera de su alcance y pretende ser el unico portador de la verdad. Despues cuando otro mas preparado habla, el falso maestro lo mira con esa media sonrisa torcida que quiere demostrar "Yo esto ya lo se".
Surgen las preguntas y las respuestas no tienen sentido.. Mesclan religion y idolatria, Dioses antiguos y Masoneria.. Y llegan a blasfemar, diciendo que Jesus era Mason, pero que esta' demostrado que jesus no existio'!!!!
Cuando escuche esto, ya no pude quedarme callado. Humildad ante de todo, pero solo soy un ser humano y si atacan mi fe de ese modo... REACIONO.

anonimo
1 de octubre de 2006 a las 15:01

vanitas vanitatis..jeje. Intimidar con las gafas en la nariz, no es demasiado "cool" que digamos, o sea una antigualla, que denota la edad-avanzada- de quien pretende intimidar. Ahora hay unas maravillosas y discretísimas gafas de cristales progresivos que dejan atrás la imagen de "gepeto-malcarado-intransigente-intimidante-melosetodo". Hoy en día todos saben de todo: solo hay que ir al Goooogle y Wikipedia: sabiduría enciclopédica..jeje.

JMValderas
1 de octubre de 2006 a las 17:09

Querido Sixto, será por la edad a mí los espontáneos o ponentes frustrados de Estébanez me producen simpatía, quizá por el ridículo de sus intervenciones, prolijas a menudo. Déjeme, no obstante, que ahonde un poco más. En oasiones son personas que merecían haber pasado de la situación de frustrado a invitado. Exceptuemos los congresos académicos tout court (sobre la materia oscura, sobre la mitosis o sobre el concepto de experiencia en metodología científica). Ciñámonos a los simposios dependientes del poder político. Piense usted, por ejemplo, en los cursos de verano de la Menéndez Pelayo. ¿Quiénes son los invitados? El sectarismo premia (monetariamente con largueza) a los amigos y silencia a los más capacitados por no ser de su cuerda. A mí me producen un respeto imponente esas voces que, en tales circunstancias, se levantan en la sala y dan una lección al "invitado" de turno, sin más acreditación éste que el carné. Obsesivo que es uno, se trata de la misma política de asignación de becas en tiempos de la Junta de Ampliación de Estudios. Hace tiempo que procuro ser comprensivo ante el patetismo de los espontáneos. He visto muchas imágenes impune e inmisericordemente dañadas en congresos sobre revisiones históricas. A propósito del reciente centenario de la relatividad, la del Beato Luis Urbano.

Makarios
2 de octubre de 2006 a las 13:34

Pues es cierto: acabo de llegar de una asamblea de seglares, o laicos, como más os guste, en la que, buscando nuevos métodos para llegar a los jovenes, se sugirió crear nuevos o emplear los foros que varias páginas de internet proporcionan. A una discreta intervención de un obispo, sucedio una pregunta de un cura, que nisiquiera terminó en interrogación, pero si que fue una larguísima diatriva contra internet, fuente, según parece, de todo lo demoniaco que puede haber en el mundo. A los 17 minutos del obispo, sucedieron 32 del oponente.
Ciertamente, no tenía nada que decir, nada decía, pero hablaba mucho tiempo.
Creo que yo, escribiendo esto, estoy cayendo en el mismo defecto, pero la vanidad me puede y ahí queda. Gracias por soportarme. Un abrazo.

Outis
7 de marzo de 2021 a las 20:02

Grandes verdades recuerdas, Sixte, y aun falta quien tiene el valor de poner en su sitio a muchos cantamañanas, ignorantes o dogmáticos [como decía un clásico, aquellos que "estando en ocasión, en que el sabio se recata, no sabiendo él lo que trata, quiere meter su opinión"]. Beneméritos espontáneos, sin duda. Pero también hay situaciones muy sabrosas, y quiero recordar ahora la famosa anécdota del encontronazo, al término de una charla de Popper, entre el conferenciante y Wittgenstein. Así narra Popper los incidentes de aquel seminario:"Mencioné entonces algunos problemas morales y el problema de la validez de las reglas morales. En este punto Wittgenstein, que estaba sentado junto al fuego y había estado jugueteando nerviosamente con el atizador, que a veces usaba como batuta de director para recalcar sus afirmaciones, me desafió:<¡ponga un ejemplo de una regla moral!>, y yo repliqué:<no amenazar con atizadores a los profesores visitantes>. Tras lo cual Wittgenstein, en un acceso de rabia, tiró el atizador y abandonó furioso la sala, dando un portazo".

Suscripción

Suscribirse por RSS

últimos artículos

Archivo

Logo dominicos dominicos