Jun
Los científicos lo saben
6 comentariosEl otro día escuchaba un programa de radio que me apareció aleatoriamente en esos ires y venires de las ondas cuando uno va en coche. El entrevistador hablaba con un joven novelista que se declaraba agnóstico. Y ante la duda del muchacho, que consideraba que no podía decidirse respecto a la existencia o no existencia de Dios, el entrevistador le soltó la perla: “los científicos lo tienen claro”. Y me dije: hete aquí la koiné de nuestra época. Frases breves, falaces y tontas (memes, memeces, de nuevo).
Un gran filósofo dijo en una ocasión que “los enunciados universales son el martirio de las colectividades”. Y este es uno, que nos martiriza a poco que lo pensemos. “Los científicos”. ¿Quiénes son? ¿Tienen un número atómico que los identifica como tales? ¿Son una clase natural? ¿Piensan igual los biólogos que los físicos o los neurólogos? ¿Piensan igual todos los biólogos, físicos y neurólogos? ¿Son científicos los matemáticos y los lógicos? ¿Y los economistas? ¿Y los psicólogos?
“Lo”. Ay, el lo, ese pronombre tan lleno. ¿Qué es el “lo” que tienen claro? No hace falta decirlo, porque es también parte del pensamiento que domina en ese dilema: que no existe. Cosa que, por supuesto, se afirma a priori y sin necesidad de preguntar. Hay encuestas que arrojan resultados dispares, si es que eso sirve de algo. Pero de ninguna se puede derivar que el universal “los científicos” “lo” “tengan claro”. Que es el último punto: “lo tienen claro”. Es raro que lo tengan claro cuando todo el espacio de los científicos trata más bien con hipótesis y pocos se atreven a decir, en cosas de gran envergadura, que eso no tiene vuelta de hoja, porque lo que la historia de la ciencia ha mostrado es que hasta lo más asentado se ha revuelto.
Pero después de todo este periplo, la clave del asunto es que Dios no es un concepto científico. Que la ciencia sea el paradigma de conocimiento en nuestra época no nos permite inferir que, como decía el filósofo, la verdad no pueda hallarse más allá o más acá del método. Dios no es una hipótesis científica. No me cansaré de decirlo. Lo sabía Santo Tomás y lo decía San Agustín. No tengo ninguna razón de peso para fiarme menos de ellos que del presentador del programa de radio.