26
May
2006May
Mójese si usted quiere
6 comentariosMe gusta leer los comentarios sobre cine que, al final de un suplemento periodístico venerial (del viernes, quiero suponer) hacen personajes más o menos reputados en sus campos. La semana pasada hablaba un sindicalista que elegía como favorita una película que no entrañaba riesgo ninguno (Los duelistas, de Ridley Scott) y glosaba la calidad de la historia y además la fotografía, el montaje, etc. Sólo se olvidó de hablar del fantástico papel del “best boy” (lo que aquí llamamos el chico de los cafés). La película que odiaba era una sobre Franco, Franco, ese hombre. Ni una palabra del cómo de la película, de si su técnica era buena o mala, ni siquiera de la fotografía, que parece que es el último recurso que le queda a uno cuando no sabe qué decir de una película, sólo el qué: Franco era muy malo y por tanto, la película es malísima, porque hace apología de esa figura proterva. Vale. Leo esta semana el mismo suplemento y me aparece un político. Su película favorita tampoco entraña riesgo: Volver, de Almodóvar. La que odia, Rambo III. ¡Cómo se ha mojado! (¿le habrán gustado la I y la II?). Lo de siempre, Rambo es una loa al fascismo, los pobres rusos son los malos, etc, pero ni un solo comentario cinematográfico. El fascismo podrá ser lo que usted quiera, pero es un tema, como cualquier otro, lo que pasa es que en esta época le toca estar mal visto (y ojo, que como decía Azorín “vivir es ver volver”, magnífico juego aliterativo que me inclina a pensar que muchos de los que denuestan ese término, en otra situación, lo alabarán). Es difícil encontrar una loa al totalitarismo mayor que El triunfo de la voluntad, de Leni Riefenstahl. Y a ver quién tiene bemoles para decir que es una mala película. El tema, abominable, si usted quiere. El cómo se trata ese tema, absolutamente genial. Si los políticos y líderes de opinión se mojan de esta manera, qué será de nosotros. Lo mejor es no hacerles caso y recuperar aquello tan kantiano de “atrévete a pensar”. Ah, y a mí me gusta Dos tontos muy tontos, pero también me gusta Bergman. Yo me he mojado.