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Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor

1
Jun
2006

Monjas policías

6 comentarios
Hace unos días la prensa nos informaba de que policías homosexuales querían crear un cuerpo especial para atender a este colectivo. Me parece bien. Supongo que, como cualquier colectivo, tendrá sus necesidad es específicas. Pero me da la impresión de que hay colectivos con problemas bastante más incomprensibles y que creo que difícilmente puede atender el policía de a pie. ¿Qué pasa con las monjas de clausura? Imagínense que una hermana tiene cualquier problema, del tipo que sea, que requiere intervención policial. ¿Podrá el policía, que cabe suponer que no es monja de clausura, solventar sus problemas? ¿Por qué este colectivo no puede contar con policías especiales también? Las monjas de clausura han trabajado toda su vida como burras, y no creo que les quede una pensión de más de 400 euros. Además son un colectivo pequeño, y por tanto, marginal: sin poder adquisitivo, cuya acción y pasión no parece tener demasiada relevancia en el mundo de hoy en día, un grupo que no se suele manifestar públicamente para exigir derechos… ¿Se atreve alguien a negar el derecho que las monjas de clausura tengan un cuerpo policial especial que atienda a sus necesidades? Y además, creo que ese cuerpo debería estar integrado por monjas, como supongo que el citado al principio estará integrado por homosexuales. Pero hay algo que me rechina en todo esto, y es que los que dictan y crean opinión siempre nos definen como colectivos: homosexuales, heterosexuales, monjas, laicos. Si uno no se colectiviza, no es nadie. Y esa es la paradoja de nuestra sociedad, porque el colectivo reivindica, pero es fácilmente controlable. El verdaderamente libre y poderoso es el individuo, cuya conducta no cabe dentro de ninguna estadística., el que se enfrenta sólo a sus angustias y aún así mira hacia delante, vamos, el caballero de la fe kierkegaardiano. Usted se cree fuerte cuando es colectivo. En realidad, usted nunca es menos usted que cuando es colectivo. En todo caso, si los homosexuales tienen policías para sí, exijo que las monjas dominicas tengan los suyos (apúntense las clarisas, agustinas y las demás, que parece que hay dinero). 
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Anónimo
1 de junio de 2006 a las 11:00

Qué sencillo resulta Prof. Castro reirse de la realidad.
Le pido un poco mas de seriedad. Y en todo caso impliquese usted algo más a la hora de abordar ciertos temas.
Empezo bastante interesante el blog, pero como casi todo... No deje que vaya decayendo.

Anónimo
1 de junio de 2006 a las 11:58

Creo que no es reirse de la realidad sino saber realmente lo que es realida, pues yo soy monjas de clausura y no puedo reivindicar absolutamente nada a nivel civil, ya que sólo somos monjas y la ley no nos contempla en nada. Empecemos porque he querido estudiar por la UNED y con beca, y me dijeron que "mi caso no lo contempla la le"; segundo si la sociedad cambia y de hecho cada día es una vorágine, ¿quien prepara a esa realidad a las monjas de clausura qué tan siquiera saben lo que es una corrupción o prevaricción?...Son ejemplos pero no no es tomarlo a broma realmente sólo nosotras sabemos lo que es vivir en el mundo sin ser del mundo. Gracias Sixto

JMValderas
1 de junio de 2006 a las 12:55

Confieso que la lectura del texto me produjo una primera impresión decepcionante. Parecía, en su superficie, un divertimento mental tras una digestión pesada. El propio término "colectivo" pagaba un peaje a "lo mondain" que no deja de producir cierto sarpullido. Pero la apostilla de la monja me ha quitado la venda. Me ha permitido reparar en la facilidad con que nos dejamos embaucar por exigencias de grupos de presión, en tanto que abandonamos nuestras exigencias reales; las de las monjas son las nuestras. Madre, quienquiera que usted sea, la libertad no se concede, se arrebata y se defiende. Y usted es libre para estudiar lo que le apetezca. Tiene usted todo el derecho a matricularse en la UNED. Si estudian los presos etarras... además con nota. Seguro que un buen jurista le facilita el que los profesores acudan al monasterio a examinarla. ¿Ha pensado en matricularse en alguna universidad católica por libre? Sin duda los profesores se avendrán y sortearán sus limitaciones canónicas. La anécdota que usted protagoniza debe despertarnos a cuantos tragamos con las ruedas de molino de la imposición de "colectivos discriminados", siendo así que el auténtico postergamiento y minusvaloración recae sobre los que aportan la otra mejilla. Y por los libros no se preocupe... Un cariñoso saludo.

el marinero de los monegros
1 de junio de 2006 a las 13:06

Profesor Sixto: totalmente de acuerdo. Hoy en día, parece que es una necesidad el ampararse en una "etiqueta social". Hay una necesidad, casi compulsiva, de tener que definirnos permanentemente: soy del psoe o del pp, escucho la Ser o la cope, eres ateo o ultracatólico, nacionalista o facha, etc. Y ante ello, ¿qué es un sólo individuo? Quizás por ello, uno de los grandes retos de la Iglesia es precisamente el hombre. Su dignidad, su inviolabilidad, su esperanza. Ese sentido escatólogico que tan bien apuntan, como un icono, las monjas de clausura.
Un saludo a mi compañero Tertio Excluso. Yo también soy un "sin papeles".

Anónimo
1 de junio de 2006 a las 15:48

Creo que cada quien aborda los temas de acuerdo a su estilo personal. Esa persona individual que queda relegada en nombre de las reinvidicadiones de colectivos que levantan sus voces para ir contra todo lo establecido. Me ha gustado la forma entre irónica y realista de enfocar la cuestión. Es el estilo de Sixto. Mientras nos dejemos convencer por las voces bulliciosas y vacías de colectivos de presión, el ser humano, ese simple moral creado por Dios (individuo) para ser capaz de reinvidicar el género humano (colectivo), queda relegado al rincón del olvido. No nos olvidemos de SER y dejemos el PERTENECER a cualquier cosa. ¿Nos atrevemos a ser la MALA RES? Gracias Sixto. Marocha

Gustav Muller
1 de junio de 2006 a las 18:53

Pues como parece que hay que reivindicar siempre algo para existir, yo reivindico la reivindicación de los que se quejan de los que no hacen más que quejarse (por lo que recursivamente me quejo de mi mismo quejarme y así ad infinitum: la queja no tiene límites). Y ya puestos, quiero un subcuerpo del cuerpo de la Guardia Civil (ya se sabe, los que somos más bien de ámbito rural amapolero...) destinado especialmente a Onanistas Activos sin Complejos (OAC), ¡que también tienen sus necesidades, caramba! Y además, creo que deberían ser reconocidas las características diferenciales que poseen como grupo las cucarachas café ahumadas (Periplaneta Fuliginosa), paso primero hacia su integración en el amplio conjunto de los individuos sujeto de derechos humanos. Aunque lo que a veces reivindico de veras es, como le pasaba a Cernuda, que la humanidad sea esa gran cucaracha negra... para arrancarle la cabeza. ¡Recarajo, proclamo!

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