Abr
Noli me tangere
4 comentariosHoy el New York Times dedica un magnífico reportaje a los dominicos de Manhattan que trabajan en los hospitales como capellanes. La redactora recuerda aquello de imponer las manos como un gesto de sanación, tan importante en cualquier ritual. Y eso me trae a la mente la importancia del tacto, el sentido de los sentidos tanto para Aristóteles como para Tomás de Aquino, tan devaluado como espacio de conocimiento, sobre todo por aquellos que consideran que lo propiamente humano es ese conocimiento que se cimenta sobre los sentidos superiores. De modo brillante, el artículo finaliza con el recuerdo del Noli me tangere de Jesús a la Magdalena. Cómo resuena eso en época de pandemia, de modo especial en las culturas mediterraneas y latinas, que basan su estar en el mundo en el con-tacto, desde que uno llega a este mundo hasta que se va de él. Irse sin poder tocar y ser tocado debe ser una de las experiencias más terribles del irse en sí. Pero también ahí hay misterio de salvación: Noli me tangere. Por extraño que le sonase a María Magdalena.