Ese es el problema, o al menos parte del problema: los que escriben sobre estas cosas tienen poca idea de lo que escriben. No es que yo sea un experto, nada más lejos de la realidad. Sé lo que he leído de Emilio G. Estébanez (por cierto, a la vuelta de verano aparecerá un libro póstumo que no tiene desperdicio), o las investigaciones excelentísimas y detalladísimas que elaboró mi amolSudabee Lotfianpara obtener su licencia en Ciencias de la religión. El País publica hoy una ¿investigación? sobre el sacerdocio femenino que no hay por dónde cogerla. Y claro, sólo hace falta ser mínimamente avispado para tirar por tierra el niño con el agua. Párrocas, un NT que abarca los diez primeros siglos de historia de la Iglesia, pinturas misteriosas… léanlo, léanlo. Claro, y de estos polvos, lodos sulfurosos. No me extraña que un sacerdote diocesano me haya escrito un correo a raíz del “Con acento” que publiqué sobre el sacerdocio femenino y que reza así (ya que lo ha enviado a la página del portal, supongo que no le parecerá mal que lo transcriba tal cual, pues no tiene carácter privado, o al menos así lo interpreto yo):
“Al sr.SixtoCastro OP, me presento, soy un sacerdote diocesano,AntonioM Alvarez, he leido su comentario sobre el "debate" en torno al sacerdocio femenino. Creo que se equivoca de cabo a rabo. Para empezar no conoce absolutamente la Teologia del Sacramento del Orden. Asi cree que la ordenacion es puramente funcional, con lo cual lo mismo da un hombre que una mujer. Para nada habla del caracter ontologico del sacramento, me parece que frivoliza como una feminista amargada que, apenas sin sentido, confunde la paternidad con la maternidad como si fueran lo mismo. Desconozco si usted es sacerdote, en caso afirmativo bien podia repasar, a tal vez leer y estudiar por primera vez el tratado sobre el Ministerio: " Llamados para servir" Ed.Herder, autor Miguel Ponce Cuellar. Sospecho que ha leido lo equivocado y no tiene miras de futuro. Si no es sacerdote, bien haria en abstenerse de ordenarse y esperar a hacerlo conjuntamente con mujeres. Atentamente”.
Efectivamente, no conozco esa teología inmutable. Supongo que, como en todo, las cosas irán cambiando, pero bueno, he de reconocer que no he leído ese libro. He leído muchos libros, pero ése, fíjate, no (Timeo hominem unius libri). En realidad, el problema, tal como lo veo desde mi inmensa ignorancia, es confundir ontología con gonadología. De ontología sé algo (poco) y no se reduce a un tratado de partes blandas, créame. Ah, y me encantará ordenarme conjuntamente con mujeres, aunque no tengo ninguna vocación al orden.
En conclusión, lo que este santo sacerdote critica es, posiblemente, ese mundillo rancio que generan artículos como este de El País, es decir, un estado de opinión basado en convicciones y buenas intenciones, pero que no admite la más mínima crítica racional (y no creo que mi brevísimo "con acento" haya ido por esos vericuetos). Ni el artículo mentado ni la crítica que este buen hombre me hacen pasarían un examen de primero de facultad de teología. No traten de confundirme para siempre.
de Sixto Castro Rodríguez, OP
Es doctor en filosofía y bachiller en teología, además de titulado en órgano. Trabaja como profesor de estética y teoría de las artes y de teodicea.