Abr
Patrimonio
0 comentariosHace años, un alumno mío se fue a Siberia, a escuchar unos cantos de no recuerdo qué pueblo, que tenían interesantes peculiaridades armónicas y cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos. Otros amigos músicos viajaron a algún lugar de Asia, movidos también por intereses espirituales, para escuchar unas melodías que se cantaban allí exclusivamente, de una belleza, por lo visto, inexplicable. Dicen que en algunos lugares de occidente (y también en Oriente, en el meridión y el septentrión) se cantan ciertas melodías cuyo origen se pierde también en la noche de los tiempos. En concreto, parece que hay una que, con ligeras variaciones dependiendo de la tradición específica en la que se inserte, se canta de manera ininterrumpida, diariamente, desde hace más de 800 años. Diariamente. En muchos lugares. Con pequeños matices que harían y hacen las delicias de los musicólogos. ¿Qué haría falta para declararla patrimonio de la humanidad? Casi un milenio, si no más, cantándola de modo ininterrumpido. No nes poco. Aquí mismo también. La melodía es, cómo no, la Salve.