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Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor

9
Ene
2008

Popes, papisas y patentes

6 comentarios

 

La prensa nos informa de que la justicia ha fallado en contra de una azafata de BA a la que se le prohibió llevar crucifijo al cuello cuando vestía uniforme. Supongo que el caso estará lleno de miles de matices y que los jueces y los abogados defensores habrán investigado el asunto y sus circunstancias desde innumerables puntos de vista. Y han fallado. ¿Habrán fallado al fallar? Quizá la sentencia hubiese sido distinta de haberse emitido hace veinte años y, sin duda, lo sería si el caso aconteciese dentro de veinte años. Pero es sólo un ejemplo de la provisionalidad de la justicia. Como lo es la mente humana. El ABC de hoy trae un artículo demoledor sobre la figura de Simone de Beauvoir, auténtica papisa para toda una generación y bajo cuyo aspecto hagiografiado por más de una generación parece que se ocultaban más miserias que bondades. No seré yo quien me pronuncie, ya que apenas conozco a la autora de “El segundo sexo”, pero siempre me ha extrañado la patente de corso con la que esa extraña pareja que eran Beauvoir y Sartre se movieron por épocas y lugares impartiendo doctrina, patente que deja pequeña la intransigencia del más cerril de los obispos españoles, que a decir del expresidente González, buscan salvar a quien no quiere ni necesita ser salvado. Da que pensar todo, tanto la caída en desgracia de los agraciados por la historia de otrora, como la afirmación de que no se siente la necesidad de salvación. Quizá sea que los dioses nos han abandonado, como decía Hölderlin, y al no sentir ya su rumor nos olvidamos de que siguen danzando alrededor, o quizá sea que nos hemos llenado de caca las orejas y pensamos que todo aquello a lo que podemos aspirar es aquello que nos circunda, y no demasiado lejos, que de altos vuelos nacen enormes decepciones. Si sirve de algo, yo (y seguramente tú si te miras bien) sí que necesito salvación. Y los popes acaban defraudando, así que necesito mirar más alto.
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femme
10 de enero de 2008 a las 08:07

Luces y sombras integran la vida de todas las personas. Tambien de las instituciones. Luces y sombras que sin embargo hacen que la humanidad avance. Los grandes logros de la humanidad siempre han ido acompañados de sus correspondeientes sombras. Juan XXIII y los Borgia, pertenecieron a la institución del papado. Los dominicos inquisidores y los que trabajan en las selvas con los indígenas, ambos pertenecen a la orden de Predicadores.Las primeras sufragistas,lograron el voto para las mujeres. Y las asesinaron por ello. Simone de Beauvoir, con sus sombras, fue de las primeras mujeres que ayudaron a generaciones posteriores de mujeres,no como papisa, sino asumiendo la plenitud de su ser mujer, que la formación universitaria, el trabajo, es un derecho que tienen como personas: como personas de género femenino.Que el espacio público pertenece por igual a hombres como a mujeres No se trata de que las mujeres se conviertan en hombres, sino plenamente personas y mujeres. Gracias a mujeres como Simone de Beauvoir, es posible que en EEUU por vez primera acceda a la presidencia una mujer: Hilary Clinton. La labor de los y las pioneras es abrir brecha, nuevos espacios. Y gracias a la labor de Simone de Beauvoir, como mujer, universitaria, mujer de letras, las jóvenes universitarias de hoy, acceden a su habitación propia, son creativas, escriben, pintan, hacen música.Y deciden en sus relaciones personales. Van creciendo como personas, como mujeres. Gracias, mujeres pioneras. Gracias Simon

femme
10 de enero de 2008 a las 08:09

el final del comentario anterior es: Gracias Simone

Doxo
10 de enero de 2008 a las 10:17

Estoy de acuerdo con el comentario de Femme, y ademas quiero añadir que todos los pioneros son, en primer lugar odriados y perseguidos, posteriormente, alabados y ensalzados, y más adelante, por ciertas partes de la sociedad, degradados y casi humillados. Un ejemplo, además del de Simone de Beauvoir, es el del mismo Jesús de Nazaret, a quien se le criticó, se le ensalzó, y ahora algunos pretenden criticarle de nuevo.
Lo importante es no sacar las cosas de su contexo. Simone fue una pionera en su momento, y pretender criticarla desde el nuestro, que es diferente, es un peligroso camino. Jesús, Buda, Confucio, y otras muchas grandes personalidades de la historia, fueron pioneros en su momento, y pretender ahora criticarles desde nuestra época, con argumentos de nuestra época, es un poco inestable.
Valoremos todo con prudencia, para evitar caer en frases tan desafortunadas como algunas que he oído por ahí: "Platon era un facha", "Aristóteles era un machista", y un largo etc. Debemos medir bien nuestras palabras.
Por cierto, Sixto, quizás una interpretación de lo que dijo Gonzalez podría ser que los que necestan ayuda o guía para ser salvados pueden acudir al lugar que precisen oportuno, y los que consideren que no la necesitan, no deben sentirse presionados. Aun así, yo no me siento presionado por ningún obispo ni ningún otro miembro de la iglesa para que camine junto a ellos hacia la salvación. Pero quizás solo sea una manera de matizar lo que dijo Gonzalez.
Un saludo.

Un ángel humano
10 de enero de 2008 a las 19:19

¡Qué pobre es nuestro lenguaje! ¡Qué pobres somos lo humanos!

mariarosa
11 de enero de 2008 a las 21:33

Totalmente de acuerdo con el comentario de (femme) sobre Simone de Beauvoir, por supuesto todos tenemos nuestras sombras y nuestras luces, y nuestra querida Iglesia y nuestra Orden están llena de ellas, comprendo las palabras del Sr. Gonzalez, y sobre todo que ha estado de Presidente y conoce muy bien a esa Jerarquia, yo no me siento presionada por ningun obispo, y a veces ni representada por esa Jerarquia que solo quiere el poder, ahí tambien estan las luces y las sombras de esta Iglesia que tenemos, gracias por su Blog

anawin
12 de enero de 2008 a las 06:31

Dice Simone de Beauvoir que la mujer nace y se va haciendo, como persona y como mujer. Al igual que la persona de género varón. María no es humanidad nueva desde el principio sino que tiene que seguir todo un camino: va creciendo como persona y mujer. Como Jesus " fue creciendo en gracia y sabiduría delante de Dios y los hombres". Nacer de nuevo supone aceptar lo gratuito del don de Dios pero falta el esfuerzo personal. Dios pide la colaboración del ser humano y ahí está lo grandioso de la humanidad que se hace interlocutora de Dios. Ahí está la grandiosidad de María.Pionera que rotura caminos nuevos para la humanidad
Como los profetas de Israel la mujer niña ha recibido una misión que acepta y en ese momento se coloca en el grupo de los dirigentes del pueblo elegido. La diferencia es que ahora estamos en los orígenes del verdadero pueblo y María se convierte en su primera guía, en su primera ungida, primera inhabitada por el E. Santo. En la encarnación María representa a todo el género humano en cuanto que Dios une su divinidad con nuestra humanidad. Su respuesta es nuestra respuesta. Su fidelidad debería empujar la nuestra. María pionera de la nueva humanidad que nace del Espíritu. Un saludo

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