Jun
Pregón de sustitución
1 comentariosHay determinadas funciones que han cambiado completamente en su sentido, hasta el punto de que algunas de ellas no puede cumplirlas nadie, mientras que otras puede cumplirlas cualquiera. Entre estas segundas hay una que me llama la atención: pregonero de las fiestas (especialmente de los pueblos, villas y conurbaciones donde más o menos todo el mundo sabe algo de todo el mundo). En mi pueblo han elegido como pregonero de las fiestas a un famoso exjugador de baloncesto, un tipo divertido, con el que yo me hice una foto cuando tenía 10 años y parecemos, obviamente, la i y el punto. Un tipo majo, ciertamente, pero que podría haber sido sustituido por cualquier otro de su nivel (entendiendo por nivel lo que se quiera: fama, presencia pública, desparpajo, qué más da). Una campaña en el Facebook trató de postular a una persona que no sólo hizo mucho por el pueblo, sino que es bien querido por la mayoría, pero, vaya, seguramente no daba el perfil de lo que querían los regidores municipales (por cierto, ¿alguien se ha parado a pensar la cantidad de arbitrariedades que se recogen en esa expresión “perfil”?). Este último, quizá por su carácter particular, y por sus características únicas, no hubiera podido ser sustituido por nadie. Si el jugador de baloncesto casca, por la razón que sea, podrá ser sustituido por cualquiera. En la sociedad en la que más se habla del respeto a la individualidad, cada vez se impone más un marco estandarizado en el que cualquiera es sustituible por casi cualquier otro. Y eso me lleva, en pleno verano, a recordar la peli “Qué bello es vivir”, uno de cuyos mensajes navideños es que cada quien es insustituible.Con este calor, y me viene a la mente un paisaje nevado...