Feb
Probablemente...
1 comentariosEl periódico El Mundo de ayer trae una viñeta de Ricardo que es todo un tratado de teología. Sólo en una sociedad con el estómago lleno y la cabeza también demasiado ocupada se propone en términos de combate (no de debate) la polémica de los autobuses con el mensaje de si Dios existe o no y si hay que disfrutar de la vida. La viñeta de Ricardo nos recuerda que esa polémica sólo la tenemos una vez que hemos cubierto, y bien, las necesidades básicas y quizá hasta nos sobra para desperdiciar…, porque entonces podemos convertir en disputa intelectual lo que, en circunstancias distintas, es una cuestión vital. Creo que era Torrente Ballester quien decía, en una de sus novelas, y planteando la hipótesis (¿descabellada?) de un obispo ateo, que es una injusticia que Dios no exista. Si no existe, la inmensa cantidad de hombres del presente y del pasado (y por desgracia, me temo que también del futuro), que no tienen consuelo, como los que aparecen a bordo de esa patera-autobús, definitivamente no tendrán más esperanza que la que el resto de la humanidad le proporcione... Y ojalá fuese mucha. William James, en su espléndida conferencia “La voluntad de creer” considera que la opción de la fe es lo suficientemente seria como para –valga la redundancia– tomársela en serio, porque de ella se siguen una serie de acciones. Seguramente hay cristianos espantapájaros, quizá yo mismo, que estamos ahí puestos viendo pasar las estaciones… Mas no me trago de que la fe, en todos los casos, sea inane. Sólo hay que ver quién recoge a los que ya nadie quiere, y hasta con una sonrisa. Esta viñeta me recuerda que la fe tiene un objeto y que ese objeto debería (y probablemente lo hará) hacer que todos disfruten de la vida.