Oct
Progres de garrafón
0 comentariosEsta mañana, al hojear las noticias en El País, me encontré con la chorrada de su crítico de cine, que decía que las dos cosas que más grima de daban en el mundo (cito de memoria, no voy a perder más tiempo releyendo bobadas) eran los curas y los retrasos de Iberia. ¿Se podrá ser más cretino, pensé yo? ¿Qué tendrá que ver una cosa con la otra? Ah, sí, claro, en la Biblia del “progre” ambas cosas encajan. Puedo permitirme ser zaherido porque mi avión llega tarde (préstese atención a “mi” avión, que es algo así como “mí” médico, “mi” psiquiatra o “mi” albañil, cosa que nunca se usó en castellano hasta que tradujimos mal a los gringos. Porque toda la vida en España se llamó al médico, se fue al psiquiatra o se cogió el avión). Pero, aparte de eso, en la entrevista nos cuenta a cuántos festivales ha asistido (seguro que sin cenar en el McDonalds de la esquina por 6€), qué carísima comida le gusta y cuál es su no sé qué preferido, todo muy de la biblia progre. Porque ¿quién en su sano juicio, viviendo en el mundo en el que vivimos, con todo lo que tienen encima y debajo, puede encontrar que los retrasos y las pérdidas de equipaje de Iberia (y los curas) sean lo que más le saca de sus casillas? Si se retrasa el avión o se te pierde la maleta, te aguantas, que es lo que hace todo el mundo, y al cabreo inicial sigue la sobreposición adulta, es decir, no pasa nada, que más se perdió en Cuba. De verdad, que esta progresía de salón, que odia a los curas porque le pierden las maletas (ah, ¿no era por eso? ¿No pillé la ironía?) ha reducido la ideología a lo más elemental y más penoso. Y luego se quejan de que los talibanes anden a palos con ellos. Si son de la misma raíz: sólo cambian las ramas y los frutos.De todos modos, me doy cuenta de que nunca podré ser progre: no tengo ni tendré bastante pasta.