Ago
Queda poco
0 comentariosAhora sí que soy consciente de que este blog ha superado fronteras. Los colombianos me leen, al menos eso es lo que me han dicho. ¿Qué consecuencia he de sacar de esto? Pues una muy clarita: las mindundeces que nos acontecen en España, impulsadas por nuestros mercachifles, ahora llamados políticos, importan poco a los que no resultamos enervados por ellas, así que voy a prestarles poca atención. Sólo me detendré, de ahora en adelante, en las cosas que puedan tener alguna aplicación universal. Una de ellas es, por ejemplo, la muerte de fr. Aniano, del convento de San Pablo de Valladolid, que ya pasó, el pobre, su purgatorio personal en estos últimos meses, por no decir años, en los que la cabeza estaba encima de los hombros, pero no había nadie al volante. Seguro que Dios lo ha acogido ya en su seno, porque el prior de mi casa de Valladolid, Juan Carlos Cordero, ya se ha encomendado a él, y si lex orandi, lex credendi, sólo queda sacar la conclusión: blanco y en botella.
Por otra parte, el capítulo está muy próximo a acabar. Vamos a ver si nos da tiempo a comprar algo de café para llevar a España, que uno, fraile mendicante, no está para muchos excesos pecuniarios, de modo que los que nos reciban en España tendrán que conformarse con el rico café colombiano. Algunos capitulares tienen ya hechas las maletas y están deseando volver a sus cubículos (o a Dios sabe dónde); otros se irán sin duda con pena. Seguramente en su convento (y quien dice convento dice provincia) no les van a tratar tan bien como aquí. Pero aún quedan cosas por vivir en el convento de Santo Domingo de Bogotá, entre otras la fiesta de NPSD. A ver qué nos preparan estos hermanos, que sólo Dios sabe por dónde pueden salir.