28
Jun
2006Jun
Radicales y violentos
4 comentariosLeemos en la prensa de hoy que un grupo de “radicales” insulta a un político que va a recoger un premio, mientras que otro par de “radicales” patea su celda acristalada en la sala del juzgado. El diccionario de la RAE recoge en su cuarta acepción de "radical" el significado “extremoso, tajante, intransigente”. Pero la primera y segunda acepciones hacen referencia, obviamente, a la raíz. Así pues, radical sería el enraizado, el que va a la raíz de las cosas, y no el que se deja llevar por movimientos cuya raíz está más que marchita, si es que existe. Además, en no pocas ocasiones se equipara radical con violento. Así, estamos hasta el gorro de escuchar que los “violentos” han hecho esto o aquello, han quemado contenedores, secuestrado a alguien o “simplemente” le han amenazado de muerte. Probablemente sólo la séptima acepción del diccionario de la RAE hace justicia a lo que habitualmente los medios de comunicación bienpensantes llaman “violentos": “que se ejecuta contra el modo regular o fuera de razón y justicia”. Y no sé siquiera si esta acepción, que es de un adjetivo y no de un sustantivo, puede hacerse sinónimo de sinvergüenza y malnacido, que es lo que nos viene a la mente cuando nos hablan de “los violentos”. Cojamos el diccionario. Si a usted o a mí nos pisan un pie, nos volvemos violentos. Se nos dispara la adrenalina, o despierta el alma irascible, que viene a ser la misma cosa, sólo que con distintos ropajes, y nos violentamos. Pero no insultamos a nadie, ni siquiera le amenazamos. Incluso es probable que aceptemos la disculpa de la otra persona o que, llegado el caso, nos disculpemos nosotros. Violento se puso Jesús en el templo, con los mercaderes, vaya que sí, o con Pedro, cuando le llamó Satanás, pero aquí no ha pasado nada, no le exigió un impuesto revolucionario de por vida. Radical es Miguel Ángel Gullón OP, sacando adelante un dispensario para los depauperados de Santo Domingo (República Dominicana) a "puro huevo" o David Martínez de Aguirre Guinea, OP, evangelizando y dejándose la piel con los nativos de la selva peruana. Y ambos pasan sus cabreos y se violentan, vaya que sí. Radicales son los que van a la radix bonorum. Aquellos a los que los medios de comunicación de hoy califican como radicales o violentos son simplemente, en la mayor parte de los casos, imbéciles. Redimamos el lenguaje y llamemos a cada uno por su nombre. Sé que es difícil, pero a la larga recuperaremos nuestra patria, que, como bien nos dijo nuestro tío Heidegger, es el lenguaje.