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Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor

3
Abr
2010

Sábado santo

6 comentarios

El sábado santo es un día extraño, un día de espera. Y por eso es extraño, porque creo que hemos olvidado esperar, yo a ves pienso que he olvidado cómo se espera. En castellano tenemos esas dos palabras de espera y esperanza, de la misma familia, pero con un significado tan diferente… La espera se nos antoja aburrida, angustiosa, seguramente porque la asociamos con la hipertecnificación del mundo (espera del autobús, espera en el aeropuerto...) y el exceso de burocracia para lo más nimio (espera matinal en la ventanilla de hacienda...). Y la esperanza, para muchos, es una banalidad que se enfrenta con un final que está escrito de antemano. Porque si bien es cierto que algunos pensadores acusan al cristianismo (y a la religión en general) de falta de autenticidad por dar escrito el final de la historia, no es menos cierto que, en su caso, incurren en lo mismo: para ellos el final está también determinado, y suele ser absurdo. En cualquier caso, con la espera y la esperanza se pueden hacer cosas. Gadamer hablaba del tiempo vacío, que hay que llenar. Y así uno hace por llenar un tiempo que se vuelve pesado e insoportable. Pero frente a él está la experiencia del tiempo lleno, el tiempo propio, rico, saludable, en fin, el tiempo de la fiesta, de la belleza, del rito… seguramente el tiempo de la espera y la esperanza, si se utiliza bien. Así, el sábado santo puede ser una masa temporal insoportable o, por el contrario, puede ser la celebración de una experiencia que se anticipa. Yo voy anticipando las felices pascuas.

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Cata
4 de abril de 2010 a las 15:37

Si, cierto, justo ayer pensaba yo en eso, mientras trabajaba, la gente no estaba quieta en la sala de espera, que es para esperar como indica su nombre, Todos estaban por el medio, interrumpiendo asi nnuestro trabajo, y la espera se alargaria mas, pero no eran conscientes de ello. Algunos simplemente debian esperar para relajarse y asi se normalizase la tension, pero eran incapaces de ello. Que dificil es saber 4esperar, y sin duda que necesRIO

Azucena
4 de abril de 2010 a las 23:54

Es la espera más dulce del mundo, esperas a aquel que ha dado su vida por ti, al que te ama, al tierno amor que renace para y por ti.
Lamento que en los hospitales lo que se espera es algo realmente diferente, por eso quizás la gente se muestre más tensa, no es lo mismo esperar la vida que esperar el dolor...

se quedó antiguo
5 de abril de 2010 a las 14:02

Sixto, ¡ que ya ha resucitado !

Feliz Pascua !

entós susurrante
6 de abril de 2010 a las 15:17

A los hombres, a las personas, nos ocurre (como nos recuerda algún gran libro muy actual que reflexiona sobre una sabiduría muy antigua, la actualiza y transmite) desde tiempo inmemorial que estamos atrapados por la mente pensante y somos incapaces de vivir el presente (por más que utilicemos como tópico frases como “tú vive el presente y no te preocupes” -dichas sobre todo a los demás, no a nosotros-), hasta tal punto que a lo largo de nuestra estancia en la Tierra hemos creído que la “filosofía” (por supuesto, pseudo-filosofía) del “carpe diem”, del “atrapar el tiempo”, nos podría sacar de esta locura, cuando la imposibilidad absoluta de “agarrar el tiempo” nos hacía caer en una de las mayores cadenas de des-esperación ante lo inevitable, que es que el tiempo “corra”, y –lo peor de todo- que yo me dé cuenta y lo experimente.
Sin “solucionar” este terrible problema de no saber vivir el Presente, es decir, de no saber Vivir, es imposible que sepamos esperar, y que “tener esperanza” pueda sonar a poco más que a adormecernos un poco para que nos engañemos pensando que va a venir algo bueno, aunque, cierto es, que nuestra lengua mantiene una resonancia positiva en la palabra “esperanza” frente a “espera”.
¿Hay un momento más bello en nuestra historia que la Esperanza de la espera en la Resurrección? Y, sin embargo, ¿sabemos vivir el Presente de verdad para poder sentir esa Esperanza? Si fuera así, todos manifestaríamos constantemente esa alegría profunda que se mantiene a pesar de las circunstancias, de las personas..., de lo que nos “pase”, porque sabríamos que, justamente, nada malo puede pasarrnos, que nuestra esperanza está basada en una certeza del corazón, que podríamos hacer nuestra si supiéramos escuchar e interpretar el Mensaje que se despliega maravillosamente en la Resurrección. ¡Ah! Pero para ello debemos aprender a “salir del tiempo” (¡eso es vivir el Presente!), pero -¡nadie se asuste!- esto es para poder vivir mejor EN EL TIEMPO, para poder coger las riendas de nuestra vida porque gracias a esas “escapadas”, sabremos con tal certeza que sólo hay motivo para la esperanza, que nuestros “regresos” nos permitirán ver el mundo con otros ojos..., y así transformarlo (como parece que le ocurre al observador de partículas subatómicas en un microscopio). ¿Cómo “sale uno del tiempo”? ¿Cómo podemos “escaparnos” para volver renovados y llenos de Luz? El aquietamiento de la mente, la búsqueda a solas (aunque uno lo comparta) de la paz interior es imprescindible... ¿Lo llamamos ORACIÓN sincera y profunda? Es una palabra hermosa en español cuyo significado remite justamente a este acto íntimo y necesario para poder vivir con Esperanza. Lo dice la Escritura: la mera charlatanería del fariseo no es oración, por eso no nos “vale”, no sentimos que de verdad nos transforme... Y me temo que eso es lo que hemos venido haciendo muchas veces. Con esa experiencia, ¿qué extraño es que relacionemos “oración” con “inutilidad y pérdida de tiempo”? Pero, no “tiremos la toalla” démonos la oportunidad de aprender a esperar con esperanza siendo capaces de no sentir que “esperamos” porque sabemos “parar el tiempo” y acceder a la Luz del Amor que siempre está Presente en el “Ahora” de nuestro Interior... La “guía” de acceso a esta “técnica” se nos viene dando desde hace mucho tiempo, garantizada totalmente en su “efecto positivo”, válida para siempre con el amoroso testimonio de la Resurrección.

josecarlos
6 de abril de 2010 a las 15:27

Es la mujer la que en la historia de la humanidad ha estado siempre más ligada a la idea de "Espera". No se, a mi estos protocolos de fechas ligadas a la liturgia me parecen convencionales y la espera que generan en los que la vivimos es recurrente o feminiza nuestras vidas. Yo creo que vencer a la muerte no implica necesariamente esperar al tercer día, descender a los infiernos, desaparecer corporalmente del sepulcro en el que has sido cuidadosamente puesto y tantas y tantas cosas que la Pascua recrea; creo sinceramente que desde la perspectiva cristiana el mensaje de Dios que recibe la humanidad a través de JHS, si es cualitativamnete el último, aunque no lo sea cronológicamente. Algo parecido escribió el papa durante sus reflexiones cuaresmales y en mi caso sus palabras, no se quedaron varadas entre lineas.

Anónimo
25 de abril de 2011 a las 10:04

Creo que el sábado, es realmente el día del Triduo, más identificativo con la vida rutinario del hombre.

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