Dic
Se juntan un nombre y una idea
1 comentariosHace tiempo, un periodista, no recuerdo en qué medio, hablaba de la fiesta que celebramos hoy como la conmemoración del nacimiento virginal de Cristo. Tal cosa sólo indica que lo que era una cultura compartida hace tiempo va dejando de serlo. No seré yo quien hable de esta fiesta desde el punto de vista teológico, que es bien complicado, aunque la devoción sobrepuja las elaboraciones abstrusas.
Esta mañana, tratando de buscar algo para tocar en la misa relacionado con la Virgen, pasaba una larga serie de corales, sólo para darme cuenta de que la tradición luterana, que tanto ha hecho por la música, no me ofrecía nada para hoy. La música española, en cambio, es un despliegue constante de glosas, variaciones y otra serie de piezas que tienen por tema melodías marianas. No sé si la cristiandad está dividida por esta cuestión mariológica (creo que cada vez menos, a pesar de las diferencias en superficie), pero seguro que se podría aplicar a la fiesta que celebramos hoy lo que C.S. Lewis enunció con motivo de la muerte de su amigo Charles Williams (quizá haya traído ya a colación esta frase que me impactó tanto) : “ningún acontecimiento ha corroborado tanto mi creencia en la próxima vida como lo hizo Charles Williams simplemente muriéndose. Porque cuando la muerte y la idea de Williams se unieron así en mi mente, lo que cambió fue la idea de la muerte”. Algo así, seguramente, es lo que sucede con la fiesta de la Inmaculada. Cuando el nombre de María y la idea de aparecer en el mundo coinciden, lo que cambia es nuestra concepción de entrar en el mundo y de empezar a existir.