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Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor

28
Ene
2008

¿Se podrá tener más jeta?

8 comentarios

 

Aceptamos pulpo como animal de compañía, pero lo de los de izquierdas opulentos, no mire usted. Me supera. A decir de Esther Tusquets en su artículo de opinión en El País, lo que propugnan las izquierdas se deja decir así: “No se trata de que los ricos repartan generosamente sus bienes, sino de establecer, por medios más o menos violentos, un sistema más justo”, que no se sabe muy bien de dónde procederá, ya que si no es del reparto de bienes o de un cambio político, habrá de ser por intervención divina. Pero aquí no se acaban las perlas. Y cito: “El hombre de izquierdas no tiene como misión repartir sus bienes, ni sentar en su mesa a los mendigos; su misión es luchar para que se instaure en el planeta Tierra un orden más justo, menos brutal y menos insensato. Y, cuando se trata de un hombre rico, esta lucha va contra sus propios intereses. A esos tipos tan criticados por sus casas y sus coches y sus yates les sería más favorable militar y votar en un partido de la derecha. Pero no lo hacen, y ahí radica su coherencia”. Tócate los pies. Nunca había visto una legitimación del despotismo de izquierdas peor pensada. Es decir, el que vota a las izquierdas quiere un orden más justo, pero de ese artículo no se colige que él deba colaborar cambiando su situación. Podrá seguir viviendo en la Moraleja, que eso no va con él. Podrá seguir asistiendo a entregas de premios en cualquier parte del mundo, vengan de donde vinieren (¿acaso no es Hollywood la máquina más maligna ideológicamente, o al menos lo fue para la Escuela de Frankfurt? –pero estos no les han leído), podrá seguir, quién sabe, teniendo sus acciones en sabe Dios dónde…, pero son de izquierdas, y eso les da legitimación moral. Parece que se me ve el plumero. No, en absoluto. Si ser de izquierdas es querer un orden más justo, la justicia total, yo lo soy más que ellos, garantizado. Pero, por lo que veo, de ese artículo se desprende un tufo muy derechoso (a entender de la articulista, supongo), pero mucho: justicia sí, claro, pero usted no me toque a mí lo mío. Si acaso, y aquí quería llegar, que sean los otros los que carguen con el peso de hacer ese orden más justo, ya que “el hombre de izquierdas no tiene por misión repartir sus bienes”, luego será el de derechas el que tenga esa misión mesiánica. Ráscate los bajos. Y mira que llevo todo el día tratando de olvidar este artículo, pero es que me puede. La banalidad me puede. Y las etiquetas que otorgan patente de corso, más aún. Ni de izquierdas ni de derechas, simplemente queremos ser personas.
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Anónimo
29 de enero de 2008 a las 03:36

En medios cristianos se repite que lo importante es ser "pobre de espíritu".O sea puedes estar forrado, pero lo que importa es que no te apegues al forro, que disfrutes de lo que tengas, como sino lo tuvieras. Dispuesto a desprenderte de ello, pero mientras ropa de marca, coche de alta gama y sillones en consejos de administración.Lo que importa es la actitud, la pobreza de espíritu...sobre todo en el rico occidente ¿ Por qué será que determinada prelatura personal suele acercarse al poder y al dinero,y ha subvencionado económicamente diversas operaciones vaticanas? Pero son pobres de Espíritu. Como los mármoles vaticanos. Mucho "marmolito" pobre de espíritu anda suelto. Que no le engañen don Sixto. Un saludo.

Anónimo
29 de enero de 2008 a las 10:48

Hay una pequeña diferencia: los que alardean de todo eso -coche alfa romeo alta gama, sillón en consejos de ad ministración...- no suelen andar diciendo nada respecto de su condición de cristianos -si es que lo son- o predicando la reforma de la vida de los demás. Van a lo suyo y les basta. Lo extraño es que quienes presumen de la otra ideología -comprometidos con ellos mismos y sus intereses- lo que menos les importa es la realidad de quienes nada tienen. Eso lo dejan para que lo arreglen otros. Más bien parece que les basta con lucir la etiqueta. Por eso suena a contrasentido, ya que su vida no reproduce para nada toda esa parafernalia progre, que solo quieren verla aplicada a los demás. Los pobres de verdad predican poco; les basta con encontrar el modo de sobrevivir.
Lo de que "en medios cristianos se repite que lo importante es ser 'pobre de espíritu' me parece una interpretación torticera y blasfema que no encaja para nada en la realidad que la mayoría de los cristianos entendemos. Lo de 'pobre de espíritu', no es término reduccionista o acomodaticio. Es un término que alude a algo más hondo que la simple ausencia de riqueza y, por supuesto, implica, sobre todo, el desprendimiento para saber compartir con quienes menos tienen. Eso sí es ser progre sin usar la demagogia.

Doxo
29 de enero de 2008 a las 10:53

Lo mejor sería que todos nos diéramos cuenta de lo que dices al final, que ni de izquierdas ni de derechas, que lo primero es ser persona. Se olvida ese axioma y salen artículos como este que citas. Las posiciones ideológicas, patrióticas, y demás posturas peligrosas (por cuanto que se pueden convertir en fanáticas) nos ponen un árbol gigantesco delante que no nos deja ver el bosque, y es que todos, todos sin excepción, somos personas.

Moisés
29 de enero de 2008 a las 14:56

En efecto. Izquierdas y derechas son conceptos políticos demasiado indefinidos en el discurso vulgar. Además, quizá estén incluso obsoletos, pues tuvieron su momento de aplicación (siglo XIX y principios del XX), y puede que ya hayan expirado, que no signifiquen nada. Esa es, desde luego, mi opinión. Lo que hay, por lo tanto, como bien dices, en el lenguaje vacío de izquierdosos y derechosos, no es sino todo un sistema de presunta legitimación moral (como se pone de manifiesto en el horrorendo artículo de la tal Señora Esa). Me quedo, pues, con la importancia de la última reflexión, pues a diferencia de lo que ocurre con lo de "izquierdas" y "derechas", creo que el descubrimiento de "persona" ha sido un hallazgo atemporal y universal, en el sentido de que es válido para todo tiempo (o debería serlo), así como válido en cualquier lugar (o debería serlo). Pueden desaparecer los conceptos de izquierdas y derechas, es irrelevante. Pero el concepto de "persona", y sobre todo la realidad que hay detrás de él, es algo irreductible. O eso creo.

debarrio
30 de enero de 2008 a las 06:09

Lo del personalismo ya lo difundió Mounier, con desigual resultados. Por cierto Blair era uno de los personalistas.
Sixto, muy buenos tus " tócate los pies" o ráscate los bajos". Muy castizo. Te dejo otro para tu colección. De barrio madrileño: " me chupa un pie", con significado parecido.

Heimegger
1 de febrero de 2008 a las 15:35

El problema radica donde siempre: en la actitud de una troupe de individuos soi disant "progresistas" de toda laya que consideran que en virtud de autofinirse como tales, resultan inmediatamente investidos de un aura de(ellos lo designan así)"superioridad moral". No deja de ser curioso que los mismos pro-gresistas(seguramente muchos de ellos juzgan que esto consiste en la defensa de la superioridad moral del gressy sobre el baileys, o algo por el estilo...)que de forma furibunda suelen anatematizar a Platón como "facha" irredento, prototalitario y no sé cuantas cosas más, incurran de forma tan estólida y vergonzante en la "falacia platónica"(que diría Vattimo),es decir,consideren que la esencia de la izquierda mora en el seno de una especie de limbo atemporal situado al margen de la praxis concreta llevada a cabo por los sujetos individuales que-supuestamente-la ejemplifican. Y claro, al albur de este axioma surgen hemorragias noéticas como la facturada por esta luminaria de Tusquets.A este respecto, cabría indicarle a esta queen of nonsense que acerca de las opciones políticas vale aplicar el principio de Sartre:la existencia(esto es,la actuación práctica concreta)precede a la esencia(es decir, a su naturaleza "moral" superior,inferior o lo que diablos se quiera)y no a la inversa.Un partido político no tiene naturaleza sino solamente historia.En fin,¿quién piensa abstractamente?preguntaba Hegel.Respuesta a Tusquets:¡vieja,sus huevos(y quizá sus meninges)están podridos!.

Indalecio
4 de febrero de 2008 a las 14:31

Leer el "Panfleto contra la democracia realmente existente" de Gustavo Bueno. Heimedegger, ¿porqué no lo mencionas en tus líneas? A mí de la izquierda (la de Stalin, Pol Pot, etc. siempre me ha atraído su furia nihilista e incendiaria, desde que se ha amansado me inspira sólo desprecio.
Indalecio

Fernando
4 de febrero de 2008 a las 14:41

Los pobres son unos canallas, obvio. La pobreza no garantiza ninguna superioridad moral, así como no la garantizan ni la minusvalía ni la vejez ni ninguna otra desventaja.Pero para dar rienda suelta a la sed de venganzade esos resentidos hace falta una coartada y esa es la pretensión de instaurar un orden moral.En nombre de esa instauración se puede masacrar a la humanidad entera si se quiere. De eso se trata, precisamente. ¿y qué argumento moral se podría oponer a una aspiración tan comprensible, tan humana?

Fernado

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