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Si tu vida sexual está bien, lo demás no importa
1 comentariosSeguramente los moralistas católicos han hablado tanto de la sexualidad, el sexo y todo ese universo de cosas que los que continuamos esta tradición parecemos condenados a no poder decir una palabra, tal fue el hastío al que condujeron con sus casuísticas y sus condenas enfervorecidas. Ahora bien, dejados fuera éstos, parece que todo el mundo –los otros– pueden decir cualquier parida sin inmutarse. Hoy veía en un anuncio del ABC: “si tu vida sexual está bien, lo demás no importa”. La verdad es que no sé qué anunciaban –error, sin duda, de marketing–, pero la empresa de publicidad consiguió que me fijase al menos en la página esa. Ciertamente, parece un anuncio del Gobierno o de quien demonios sea la culpa de esta crisis: usted dedíquese a esta única cosa, que aunque no llegue a fin de mes, su pareja le deje, haya perdido la fe y la esperanza, mientras funcione ese único "evento", lo demás no importa. Y no cabe duda de que hay una sobreexplotación del tema en programas de radio, consultorios periodísticos, tertulias televisivas… como si los que hablan fuesen los únicos en haber tenido sexo satisfactorio en los últimos 40.000 años. Desde que mi fiel comentarista “Entos susurrante” me ha autorizado (recordando los cursos de Cosme), me encuentro con ánimos para decir lo que se me ocurra en ese campo. Y aún más cuando, leyendo a Dennis Dutton, un profesor de filosofía neozelandés, que es uno de los pilares de la estética darwinista o evolucionista, me encuentro esta sabia reflexión: “Las implicaciones evolutivas de la ratio cintura-cadera [que se supone que es uno de los criterios que tenemos para considerar bella a una mujer] para la historia del arte no son distintas de las implicaciones evolutivas para la presencia de lo dulce en la comida. Que el azúcar esté en todas las cocinas y lo dulce haga más atractivas algunas comidas por razones evolutivas no significa que un cuenco de jarabe de maíz y un plato de azúcar vayan a ser nunca una comida”. Vaya que si soy un defensor de lo erótico, como lo era Platón (mucho más y mejor que yo, estaría bueno), pero hombre, por Dios, ¿acaso no vemos que nos lo están malinterpretando, reduciendo y vendiendo como droga dura? No se puede comparar una jarra de sirope con un jamón de guijuelo, mal que les pese a algunos. Así que da igual quien les hable de sexo… Sólo piensen si tiene razón.