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Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor

12
Feb
2009

Si tu vida sexual está bien, lo demás no importa

1 comentarios

Seguramente los moralistas católicos han hablado tanto de la sexualidad, el sexo y todo ese universo de cosas que los que continuamos esta tradición parecemos condenados a no poder decir una palabra, tal fue el hastío al que condujeron con sus casuísticas y sus condenas enfervorecidas. Ahora bien, dejados fuera éstos, parece que todo el mundo –los otros– pueden decir cualquier parida sin inmutarse. Hoy veía en un anuncio del ABC: “si tu vida sexual está bien, lo demás no importa. La verdad es que no sé qué anunciaban –error, sin duda, de marketing–, pero la empresa de publicidad consiguió que me fijase al menos en la página esa. Ciertamente, parece un anuncio del Gobierno o de quien demonios sea la culpa de esta crisis: usted dedíquese a esta única cosa, que aunque no llegue a fin de mes, su pareja le deje, haya perdido la fe y la esperanza, mientras funcione ese único "evento", lo demás no importa. Y no cabe duda de que hay una sobreexplotación del tema en programas de radio, consultorios periodísticos, tertulias televisivas… como si los que hablan fuesen los únicos en haber tenido sexo satisfactorio en los últimos 40.000 años. Desde que mi fiel comentarista “Entos susurrante” me ha autorizado (recordando los cursos de Cosme), me encuentro con ánimos para decir lo que se me ocurra en ese campo. Y aún más cuando, leyendo a Dennis Dutton, un profesor de filosofía neozelandés, que es uno de los pilares de la estética darwinista o evolucionista, me encuentro esta sabia reflexión: “Las implicaciones evolutivas de la ratio cintura-cadera [que se supone que es uno de los criterios que tenemos para considerar bella a una mujer] para la historia del arte no son distintas de las implicaciones evolutivas para la presencia de lo dulce en la comida. Que el azúcar esté en todas las cocinas y lo dulce haga más atractivas algunas comidas por razones evolutivas no significa que un cuenco de jarabe de maíz y un plato de azúcar vayan a ser nunca una comida”. Vaya que si soy un defensor de lo erótico, como lo era Platón (mucho más y mejor que yo, estaría bueno), pero hombre, por Dios, ¿acaso no vemos que nos lo están malinterpretando, reduciendo y vendiendo como droga dura? No se puede comparar una jarra de sirope con un jamón de guijuelo, mal que les pese a algunos. Así que da igual quien les hable de sexo… Sólo piensen si tiene razón.

 

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entos susurrante
13 de febrero de 2009 a las 13:24

¿Crees que has leído por casualidad ese anuncio con ese “slogan” tan aprovechable para comentar? Yo creo que Emilio García Estébanez -con el que todos disfrutaMOS tanto ayer-, en “complot” con Cosme Puerto (recordemos: OP también) guiaron tus ojos para que escribieras sobre el “atolladero” en que nuestra cultura se encuentra metida desde tiempo inmemorial y que hoy día se está convirtiendo en una cárcel cuyas rejas se estrechan cada vez más, presionadas por la ignorancia y la avidez mercantilista de quienes creen que el dinero es lo único que nos “salva” (esto de nuevo es una “hendíadis”, porque es esa “ignorancia” la que lleva a lo segundo). Me refiero a que la afirmación de “si tu vida sexual está bien, lo demás no importa”, explícita verbalmente en ese anuncio de lo que fuera, es la creencia sobre la que se construyen todos los demás anuncios (son muy pocas las excepciones) pero de forma implícita. O sea, es la creencia sobre la que giran todos los aspectos de nuestra sociedad, que se considera moderna y “libre”, frente a otras épocas, y, por supuesto, “aceptadora” de la igualdad de la mujer frente al varón. Es decir, si la máxima aspiración que la persona (ahora ya no sólo el hombre, también la mujer, pa´eso ya no somos machistas) tiene en la vida por naturaleza (¡!) es hacer un coito (lo siento, yo hace años también me hubiera escandalizado, pero no hay más que hacer los cursos de Cosme para salir del susto y aprender a llamar a las cosas por su nombre -¡qué importante es hacerlo para ir desactivando lo falso!), entonces como la otra cosa importante para la vida es el dinero, utilícese el reclamo de ese “acto” para vender lo que sea y solucionada nuestra existencia. Pero ocurre una cosa, en primer lugar, ¿qué es “vida sexual”? Mi cultura responde: “pues eso, hacer un coito (y las implicaciones genitalistas que esto conlleva) independientemente de con quién sea”, pero Cosme Puerto enseña: mi cuerpo implica “sexualidad” –es inseparable de él-, yo me expreso con mi cuerpo, lo que quiere decir que “vida sexual” es una de las funciones de relación privilegiada que realizo 24 horas al día. El coito “y sus preparativos”, no es más que un acto que carece de todo el sentido “humano” (ni siquiera “animal” donde el “télos”, el fin, está muy bien “pensado”), si no se inscribe en el ámbito expresivo que es consecuencia “natural” entre dos personas, entre las que previamente se han ido generando en profundidad lazos íntimos sinceros y honestos (¡ojo! ¡eso no se consigue en dos días!) que no pueden sino incluir un compromiso de respeto y ayuda mutua en todos los aspectos esenciales de la persona, y que, por ello mismo, deseará extenderse en el tiempo y, desde luego, me refiero al “compromiso”, no al coito que, también de forma muy bien “pensada”, por mucho que nos empeñemos, no podrá extenderse demasiado, aunque ya nos tienen acostumbradas las “peliculorras” de turno a esas escenas de “toda-la-noche” con una media de ¿cuántos orgasmos? ¿Es posible que aceptemos vivir tan engañados cuando eso nos hace tanto daño?
Después de estas “aclaraciones”, volvamos a leer el anuncio, tiremos a la basura todo lo demás, y quedémonos con la frase : ”Si tu vida sexual está bien, lo demás no importa”. ¿Nos damos cuenta de la verdad que encierra esta afirmación? ¡Y el encargado de marketing que hizo el anuncio sin darse cuenta de que le estaba proponiendo a Cosme el “slogan” para sus cursos! ¡Claro que si mi vida sexual (que me implica TOTALMENTE como persona) va bien, todo lo demás irá “sobre ruedas”! Pero para aprender (me temo que esta “asignatura” es obligatoria para todos) ¡no veamos programas de pseudo-educación sexual (absolutamente anclados en un genitalismo coitocentrismo deshumanizado), busquemos los Maestros adecuados que nos ayuden a crecer de verdad en nuestro complejo armonioso que nos distingue (¡y nos responsabiliza!) como personas. Yo propongo a ¡Cosme Puerto! Y si no “tiene plazas” ya pregúntese a los de la OP : un curso a “distancia celestial”, por ejemplo, con Emilio García Estébanez, será de lo más provechoso, para eso ya ha dejado indicada previamente la bibliografía.

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