Jul
Sobre la certeza
3 comentariosSegún dicen, en toda España la gente se está cociendo, pero aquí, en Asturias, nada de nada; al contrario, hace un fresquito la mar de agradable que, según cuentan, ha tenido como consecuencia que las reservas veraniegas en el norte sean casi tan elevadas como las de Canarias. Por supuesto que me creo y me fío de quienes me dicen que pasan calor –¿sería razonable no hacerlo?– pero mi primer criterio de certeza es que aquí hace bastante pelete y la noche agradece una mantita. Tengo certeza del fresco de aquí y certeza (menor) del calor de allá. Si alguien me habla de los rigores de Buenos Aires lo creeré, pero mis evidencias serán mínimas y me muevo sólo por “fiducia”. Esto mismo lo aplica Swinburne en su obra, de próxima publicación en San Esteban, “La existencia de Dios”: los grados de certeza van variando y, si bien uno puede engañarse, y de hecho se engaña en ocasiones, habitualmente consideramos que la propia experiencia es criterio de verdad. Si siento y percibo que en Asturias hace frío, creeré que en Asturias hace frío, con más razón que que en Valladolid hace calor. Por eso me llaman mucho la atención las experiencias particulares de “lo místico”, esas que conmueven y provocan una revolución personal ante la que todo lo demás parece paja.