28
Jul
2006Jul
Uno solo
1 comentarios¿Qué puede significar hoy aquello de un solo señor? Bueno, muchas cosas, y probablemente ninguna más verdadera que otra, como sostienen los deconstruccionistas. Pero en este juego de interpretaciones que ellos proponen, yo me voy a inclinar por una, que es la que más gusto me produce: atrévete a ser libre. ¿Puede uno imaginarse el mundo antiguo, invadido de dioses en cada cruce de caminos, en cada árbol, cada uno de los cuales exige su liturgia y su sacrificio? El buen salvaje de Rousseau sin duda era bueno, un filósofo desnudo, pero tenía que sufrir horriblemente, porque la naturaleza le exigía su pago de ofrendas en cada rincón. De repente, el Nazareno entra en la historia, de modo imposible de prever, y revela una imagen de Dios completamente original y nos dice: pensad y obrad por vosotros mismos, pues la gloria de Dios es la vida del hombre, como glosó San Ireneo. No obstante, esto que parece tan chulo y tan facilón, es el verdadero peligro. El poder, que para Nietzsche era la sustancia del mundo, no se deja vencer tan fácilmente y las causas segundas de las que hablaban los ocasionalistas se van a rebelar, porque para ellas el poder es su razón de existir (y claro que hay causas segundas dentro de la Iglesia, hombres de Iglesia que han olvidado ser hombres de Dios). Que no le cuenten milongas. En buena parte de las ocasiones, quien se quiere cargar por decreto o por la fuerza la religión (o ponerla al servicio de…) se quiere cargar su libertad y someterle bajo un yugo bien poco liviano. Alguien dijo una vez que se había hecho fraile para ser libre. Creo que anda por ahí tratando de que no le desmochen sus altas y nobles aspiraciones.