Mar
Up, porque sí
4 comentariosVoy a presentar una excusatio non petita, que espero que no sea una acusatio manifesta. No me importa nada de nada a quién le den los Oscars. Los premios tienen la extraña virtualidad de que están, antes que nada, para criticarlos, especialmente cuando el ámbito en el que se otorgan es uno que no es primeramente estético, sino crematístico. Pero he de confesar (y aquí viene mi incongruencia) que me ha alegrado (aunque me hubiese dado absolutamente igual que no se lo hubiesen dado) la concesión del Oscar a la mejor película de animación a Up. Sin duda, es de las mejores películas que he visto este año. Una película de animación acerca de la vida, así de simple, y de una vida con un poco de todo: esperanza, anhelos, frustraciones, promesas, amistades, generaciones, viajes, no-viajes, de todo, vamos. Es de esas películas que a ciertos críticos un tanto autocráticos no le suelen gustar porque no son trágicas, en el sentido de que no revelan que la vida sea un absurdo, sino todo lo contrario: pone sobre el tapete la afirmación del sí a la vida y de una vida dotada de un sentido pleno, de una vida que hacemos porque habitamos en ella y nos alegramos de habitar en ella. Todo eso es Up, un auténtico placer para los sentidos, el entendimiento, la voluntad, la cogitativa, la estimativa y todas las facultades que a uno se le puedan ocurrir. Ahora entenderán por qué me alegro de que le hayan dado el Oscar, y por qué si no se lo hubiesen dado, me hubiese sido indiferente la no concesión. Si alguien no la ha visto, ahí va mi recomendación para el fin de semana (para cualquier fin de semana, aunque caiga en miércoles):