Ganduleando por la red (en realidad creo que llegué allá a través de un enlace de un fraile chileno en Facebook), me encontré con este vídeo sobre la Iglesia católica. Y no está nada mal hecho, a fe mía. Cuenta cosas que, ciertamente, losAntonioGala de turno, dirán que no son ciertas, porque ellos saben la verdad y tienen una visión sub specie aeterntatis. Pues vale. Sigo diciendo que nadie en sus cabales puede negar el carácter caritativo de la Iglesia católica (luego viene el listo de siempre y dice, ya pero ¿y la Inquisición? Bueno, de los grupos de poder (o lobbies, que se dice ahora) que decretan qué se puede decir y qué no, hablamos otro día… de los de hoy, no de los de hace algunos siglos), la entrega infinita de muchos de sus miembros (y vuelve el listo: ya, pero y las riquezas vaticanas… Bien, de los chanchullos de los partidos políticos hablamos otro día, que no son precisamente para favorecer las artes). Pero lo que me llama más la atención del vídeo es el “welcome home” con el que termina, bienvenido a casa, seas quien seas. Porque “casa” es una de las pocas palabras cuasi-sagradas del horizonte de la persona: casa, hogar. Walter Benjamin escribió sobre el flâneur, el paseante. Todos hemos sido paseantes por ciudades desconocidas, en las que nos gusta perdernos, pero sólo podemos hacer eso cuando tenemos un hogar. El sin techo nunca pasea. Y no es mal anuncio de la Iglesia católica el que se ofrezca como hogar.
de Sixto Castro Rodríguez, OP
Es doctor en filosofía y bachiller en teología, además de titulado en órgano. Trabaja como profesor de estética y teoría de las artes y de teodicea.