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Oct2010Argumentarios modales
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Oct
En su espléndida “Filosofía de la religión”, recientemente publicada, el dominico mexicano Mauricio Beuchot cuenta una anécdota muy esclarecedora. Walter Redmond, exdominico y gran conocedor de los ardides lógicos, reformuló el argumento ontológico de San Anselmo haciendo uso de la lógica modal. Tan impecable era su reconstrucción, parece ser, que un lógico norteamericano dijo que el argumento era lógicamente impecable, pero que no le había hecho creer: “prueba en la pizarra, pero no en la realidad”, parece que dijo. El mismo Redmond habría dicho que si el argumento no funciona, la que estaría mal sería nuestra lógica modal, no el argumento. Las consecuencias de toda esta “logicomaquia” están por ver (en un tiempo indefinido y sin prisas), mas lo importante es eso: prueba en la pizarra, pero nada más. Y es que, aunque los que sentimos gusto por la teología natural nos fascinamos por los argumentos a favor o en contra de la existencia de Dios, es probable que puedan contarse con los dedos de una mano los que se han convertido por ellos. El ontológico no ha convertido a nadie, todo lo más le puede emocionar intelectualmente. La negación del cosmológico, tan de actualidad, no hace que ni uno solo se cambie de bando. Aunque por ahí anda el caso de Flew, quien parece que se convirtió al teísmo impresionado por una cierta sensación de teleología en el cosmos. En cualquier caso, el argumentarlo tiene que estar bien provisto para dar razón de nuestra esperanza, sabiendo, eso sí, que la razón no se limita a la razón analítica y que la esperanza, en último término, no se identifica con la razón, pues ésta se da y aquella se tiene.