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Oct2012Panteísmo
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Oct
Quizá para conmemorar el día del Rosario (que también recuerda una batalla), el País trae un artículo de opinión sobre el panteísmo, que es otro elemento que siempre se olvida en el debate entre teísmo y naturalismo (hay un montón más, pero es más fácil enfrentar a dos sabiendo que, en realidad, para muchos ni siquiera dos hay). No sé si está muy bien descrito el panteísmo spinoziano en el artículo (bueno, en realidad no lo está.). En todo caso, aparece, de nuevo, la cuestión del mal como pregunta: Dios tendrá que explicarnos. Como si eso sirviese de algo, como si la respuesta atenuase algo el dolor y el sufrimiento… La respuesta es x. Está bien. Qué obsesión por la teoría. Explíqueme, déme razón. Sé que me repito, pero en el libro de Job la pregunta viene al principio y la “respuesta” no toma forma formularia. En el evangelio no hay respuestas teóricas: ¿acaso eran más pecadores aquellos sobre los que cayó la torre? No, el sol sale sobre justos e injustos y la brisa sobre buenos y no tan buenos. Y hay un misterio, sí. Es curioso que, a pesar de que algunos hayan defendido que la debilidad del pensamiento teológico radica precisamente en que lo explica todo, en que no hay nada, ningún "estado de cosas" que pueda ofrecerse contra sus tesis, la existencia del mal parece que le confiere de nuevo una cierta licencia epistémica. Y sobre todo, le supone una urgencia práctica. Por cierto, a este respecto, ya van varios programas de "misioneros por el mundo" (creo que es en 13 TV) en los que veo cómo se aplica aquella frase de Ana Karenina, en la que Tolstoi nos decía que todas las familias felices son iguales, mientras que las infelices lo son cada una a su modo. Por lo que veo (y conozco), todos los misioneros son iguales: felices y samaritanos.