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Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor

4
Jun
2010

Más eclesiologías

5 comentarios

Hace un ratito que leí la historia de portada de la revista Time de esta semana. Va sobre los escándalos sexuales en la Iglesia y el lío que el Papa tiene ante sí. Lo que más me ha llamado la atención de la lectura del artículo es una cosa: la eclesiología que maneja el autor del artículo (que, dicho sea de paso, se corresponde bastante con la que maneja mayormente la jerarquía católica) y que, a mi humilde parecer (nunca fui experto en esta materia, no pretendo serlo ni lo seré, sin duda alguna, ya que nunca me atrajo especialmente –como tampoco me atrae la entomología, por poner un ejemplo–) es absolutamente pre-Vaticano II. Recuerdo haber leído a Congar en esta asignatura, cuando la estudiaba allá en mis años jovenzuelos y ahora, recordando aquellas horas de lectura no buscada ni gustada, me doy cuenta de que los conceptos, las ideas y las categorías que manejan los comentaristas vaticanistas me son sumamente ajenos por ultramontanos. Pero eso tiene una causa (una de tantas) en el uso, la insistencia y la pesadez de muchos jerarcas en una vuelta a la época de Trento, a la idea de la cristiandad y a la alabanza de lo jerárquico-papal en unos términos que parecen extraídos de una batalla contra la reforma. ¿Existe la Iglesia que retrata el artículo de Time? Claro que sí. ¿Es la única? En absoluto. Mirar más allá de los montes, a cada instante, siempre y para cada cosa, con tortícolis inducida por tener siempre un ojo puesto en Roma, no es más que una de tantas tradiciones (con minúscula) que no hay por qué sacralizar (teniendo en cuenta que son, por otra parte, tan novedosas y tan hijas de épocas determinadas que no valen para todo momento). Y lo ultramontano tiene muchos más inconvenientes que ventajas, al menos para un cristiano.

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Eduardo
4 de junio de 2010 a las 22:43

Sixto, estoy totalmente de acuerdo con usted.

Últimamente algo ando descorazonado al ver la actitud de muchos jerarcas: intentonas de desprestigiar el Concilio Vaticano II, los abusos de poder, el estigmatizar a los homosexuales (que, dicho sea de paso, no lo veo yo muy cristiano) y un largo etc etc etc
A veces me pregunto ¿es esa la Iglesia?...porque si es así yo no me siento cómodo en ella...una Iglesia autoritaria, con ansias de volver a épocas pasadas, muy amiga del poder, una Iglesia que, al contrario que hizo Jesús (sus preferidos eran los marginados, eligió a sus discípulos y apóstoles que Él quiso, porque no hace acepción de personas) discrimina a los que más sufrimos...y con la hipocresía de decir "respetamos a los homosexuales, pero ellos no deben ser sacerdotes, o...bueno, para que voy a recordar al cardenal Bertone o a jerarcas que, causándonos un profundísimo daño, se empeñan en convertirnos en culpables de todo lo ocurrido, haciendo un alarde de simplismo, de falta de caridad y de amor a la verdad..."

En fin,sinceramente...estoy muy dolido porque amo a Dios y a su Iglesia...pero muchas veces siento que la Iglesia ni me ama ni me respeta.

En fin, gracias a Dios no todo el mundo es igual...y en la actualidad hay personalidades dentro de ella que son ejemplos de lo que debe ser un seguidor de Jesús.

Aprovecho de paso para decir que vuestra Orden de Predicadores es una bendición de Dios.

¡Dominicos como vosotros necesitamos en este tiempo!

Gracias por vuestra entrega.

Eduardo.

josemaría esteve i pallares,op
5 de junio de 2010 a las 18:04

Eduardo: Puede que te interese las palabras que Icthys de Seviila escribió convocando a una Vigilia de Oración en Mayo.
"Yo,ciudadano del mundo, confieso que no soy heterosexual, y sé que así me expongo a ser encarcelado y condenado a muerte, a sufrir vejaciones,maltratos y violencia indeterminada, a ser señalado,a ser objeto de burla y desprecio, a ser marginado, a que me echen de casa o del trabajo,del club,de la caseta,del colegio, a no disfrutar de los mismos derechos que mis conciudadanos, a ser acusado de inmoral,degenerado,pederasta,vicioso,promiscuo y enfermo.....A lo largo de la vida alguna vez he pensado en el cuicidio como salida a la sensación de soledad,desprecio,marginación a la que estoy sometido..................
Yo.ciudadano del mundo,homosexual,creo en Dios y sé que Él cree en mí. Cristo estuvo con los marginados...."
Ichthys. Cristianas y Cristianos de Sevilla.
Eduardo,te agradezco a alabanza que haces de la Orden,pero no te equivoques,tambien hay homófobos.

Eduardo
5 de junio de 2010 a las 18:35

Muchas gracias José María por el texto, es muy cierto.

Tienes razón en lo que dices,pero bueno, haberlos los hay en todas partes, como se suele decir "en todas las casas se cuecen habas" , pero al menos lo grande de vuestra Orden es que no impedís la entrada a personas como yo que sean llamadas por el Señor, a todos les pedís lo mismo porque, en definitiva, todos somos humanos, hijo del mismo Dios...y no hay por qué catalogar a la gente con etiquetas. "Dios no hace acepción de personas".

Muchas voces sensatas se han levantado en este sentido dentro de vuestra Orden (por ejemplo, Timothy Radcliffe, Frei Betto etc), en otras como en los jesuitas, los redentoristas etc...pero aún hay muchas en las que reina la homofobia de puertas hacia fuera...y la hipocresía de puertas para dentro.

En fin, muchos ultramontanos (muy de la "ortodoxia" pero muy poca "ortopraxis") han hecho mucho daño pero, gracias a Dios, la Iglesia es muy grande y su Espiritu está en ella.

¡Que Dios os bendiga!

JM Valderas
5 de junio de 2010 a las 21:15

Sixto, carísimo. No se puede ser perfecto. El que no te agrade la entomología te hace pechar doblemente sobre la sociobiología, o la seudofundamentación naturalista de la ética. Wilson, fundador de la disciplina, tiene libros, algunos mamotretos, sobre las hormigas. Y se dice que Dios muestra predilección por los escarabajos, tal es el número de especies que existen. Además la descripción morfológica está plagada de términos bellísimos: artejos, élitros... que, para un teórico de la estética como tú debería merecer menor renuencia. En otra dimensión, a mí me gusta Trento, lo mismo que le gustaba a los que apuntalaron la eclesiología del Vaticano II. ¿Padre, soy ultramontano? Un abrazo.

Perpetuo Socorro
6 de junio de 2010 a las 14:15

Para que la Iglesia sea perfecta comencemos cada uno de sus miembros en unirnos a Cristo y amarnos unos a otros, no creo que sea mas...Amaros unos a otros como el nos ha amado, ser ultimos y servir.

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