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Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor

8
Jun
2009

Progreso

3 comentarios

Ayer me enviabaCarmeloPreciado, OP y hoy Vicente Niño, también OP, este vídeo que es una pura delicia, aunque cause un dolor sordo. Llama la atención qué cuenta (que, por desgracia lo sabemos, de tan cotidiano que es: una parte enorme de la humanidad pasa hambre) y cómo lo cuenta, añadiendo ese petrificante detalle de la bendición de “la mesa”. Y me pongo un poco enfermo por no saber qué hacer y otro poco por escuchar a los que se proclaman “progresistas” porque cifran su vida en permitir que quien quiera se ponga tetas, haya acontecimientos planetarios de risa o cosas bastante peores y que me encorajinan, porque el problema, entre otros, es que se han apropiado de los significantes. ¡Que no son vuestros! ¡Que el lenguaje es de todos! Me "pongo arrebatado" cuando les escucho decir que el progresismo (que supongo que tendrá que ver con el progreso) es un puro sofisma de chorradas baratas de cara a los satisfechos. Y me viene en mi ayuda un aviso para navegantes de lo que debería ser el progreso, de Adorno, para más señas: “Sería aconsejable pensar el progreso en sus términos más crudos y básicos: que nadie pase hambre más, que no haya más tortura, que no haya otro Auschwitz. Sólo entonces, la idea de progreso estará libre de mentiras”. Así que cuando me sueltes tu rollo progresista, mira a ver si pasa por ahí. Si no tus “bautizos civiles” no son más que un ridículo brindis al sol.

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M. Gelabert
9 de junio de 2009 a las 02:22

Gracias por el video. Tremendo. Sería bueno preguntarse no por los progres que hay en España, sino por los pobres. Ahora que han acabado estas elecciones en las que, como en todas, todos han ganado, un buen modo de empezar a salir de la crisis sería preocuparse por tantas personas y familias que a duras penas pueden comer.

entós susurrante
9 de junio de 2009 a las 12:40

Ante vídeos como este no tenemos escapatoria, sea cual sea nuestro discurso “exterior” sobre él. Algo nos pasa por dentro, muy dentro, y aunque el diálogo con nosotros mismos esté también truncado porque preferimos seguir sin saber nada de quiénes somos (¡¡incluso aunque uno “sea“ de filosofía) y lo unidos que estamos, unas imágenes como éstas que no recurren a lo “escalofriante” pero que lo muestran a través de la ternura, de la alegría “sin motivo aparente”, del amor paternal (o maternal ¡es lo mismo!), nos humanizan porque sacan de dentro de nosotros lo que nos sustenta en la vida. ¿Pensábamos que era el dinero y lo material?¿Es eso -los restos de pollo- lo que mantiene la Vida de esos niños, de esa familia?¿Por qué están contentos? A nadie hay que convencerle de que "comer es imprescindible", todos sabemos de las necesidades básicas "físicas", pero si sólo fuera eso "lo imprescindible", en nuestro "primer" mundo tendríamos que estar encantados desde hace mucho tiempo...¡Cuánto que aprender en nuestra "desarrollada" cultura! Y no creo que sea que rebañemos bien los muslos de pollo cuando los comamos, y mucho menos que dejemos “restos” para que los pobres los coman… Se trata de agradecer cada instante de vida, no importa cuáles sean nuestras circunstancias, y cuando sintamos que lo tenemos todo, entonces estaremos en condiciones de compartir de verdad con nuestros hermanos esa “totalidad”, y de ahí se derivará la mesura y generosidad en nuestras acciones, el no derroche, el ayudar económicamente (o en lo que sea) de muchas maneras… Pero mientras no haya ese sentimiento de plenitud, mientras vivamos con la sensación de que “esto no hay quien lo cambie” y pensemos que la existencia del mundo se basa en la pura injusticia (¡nada de eso dijeron ni Anaximandro de Mileto, ni Heráclito, ni, en realidad, ningún Filósofo -con mayúsculas) seguiremos contribuyendo a dar vueltas a la rueda “infernal” del desgarrador desequilibrio que da lugar a escenas como las del estupendo vídeo. Si volvemos ahora a Macdonald o cualquier sitio de esos o, simplemente, cuando comamos en nuestras casas (que seguro que lo hacemos), tengamos “un detalle” con nuestros hermanos y bendigamos la mesa (puede ser en silencio, no tiene por qué vernos nadie, si no queremos) en sincera acción de gracias para que esa comida que nosotros tenemos tampoco les falte a ellos. No dudemos de que esa será nuestra mejor contribución, porque eso nos irá transformando a nosotros y nos volveremos mucho más capaces de hacer algo que realmente contribuya de verdad a la disolución de la injusticia, pues empezaremos a proyectar sobre el mundo otra visión, la misma que tendremos de aquellos con los que convivimos a diario y de las situaciones que nos rodeen y que ya no veremos sino como oportunidades para perdonar y perdonarnos y darnos cuenta de que son muchas más las cosas por las que tenemos que dar gracias que aquellas por las que “rabiar”… Sabiéndonos una “Unidad” , ¿será posible que lo bueno que hagamos, del tipo que sea, no beneficie a cualquiera en la tierra?

isabel
10 de junio de 2009 a las 20:30

¿Qué decir? Señor... me siento tremendamente mal... definitivamente, nose, hasta cualquier idea parece tonta e ineficaz...Lo consultaré con el Esp{iritu. Me choca.

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