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Jul2006Las calvas del capítulo
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2006Jul
En medio de la vorágine informativa de estos días, entre desgracias y gracias, los dominicos de la provincia de España hemos comenzado nuestro capítulo provincial. Tengo por costumbre, salvo en las asambleas, donde nos sentamos por orden de profesión, colocarme en la parte de atrás de las salas en las que se dictan conferencias, charlas o cosas semejantes. Y para no perder la costumbre hoy lo he hecho. Sentado en la parte trasera del salón de actos de Caleruega veo cabezas, decenas de cabezas, todas distintas, algunas calvas, otras canosas y alguna que otra con un brillo de esos que parece de tinte de anuncio de la tele. Por supuesto, hago una implecion eidética y, de este modo, en esas cabezas percibo frailes. Y me digo para mi mismo: si los continentes cabeciles son tan distintos, ¿cómo no van a ser diversas las ideas que contienen? Seguro que alguno no ha leído el Quijote y otro lo ha leído veinte veces. Es probable que alguno se sienta bien leyendo el evangelio en griego o practicando parsi, mientras que el que está sentado a su lado considera que eso es una pérdida de tiempo. Mientras escribo oigo la voz engolada de un locutor que retransmite un partido en la tele, y que, a buen seguro, está siendo escuchado por un par de docenas de frailes, mientras que otros huyen de los peloteros como alma que lleva el diablo. Cada quien tiene sus razones, y seguro que son suficientes. Me encanta esta variedad, aunque a veces me saque de quicio.