Logo dominicosdominicos

Blog Bitácora Véritas

Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor


Filtrando por: 2008 quitar filtro

30
Jul
2008
Apariencias desde las lejanías
0 comentarios

 

Que las apariencias engañan lo sabe todo el mundo, desde Platón en adelante. Seguro que antes lo sabían, pero no parece que lo dejasen por escrito. Platón se pasó su vida luchando contra los ídolos fantasmagóricos que pensaba que eran las imágenes tras las que no había nada, que eran, sobre todo, la verborrea de los sofistas, palabras más huecas que la cabeza de varios ministros. El estar danzando a modo de vagabundo por esos mundos de Dios le permite a uno tomar distancia de la cotidianidad y ver lo pequeñas que son nuestras cuitas españolas. Y usted dirá: lo serán para ti, que para mí, que vivo en España, las que tú llamas cuitas son las que me azoran cada mañana. Y es verdad. Pero precisamente es su carácter ficcional el que nos provoca el malestar matutino cada vez que abrimos el periódico. No sé qué leí hace unos días acerca de un no al trasvase y sí a ¿la transfusión? No recuerdo el término, pero el juego era simpático por lo ridículo. Si voy al médico a punto de pasar al juicio eterno y no tengo prisa por llegar y el buen señor me ofrece un trasvase de sangre en vez de una transfusión, no seré yo el que vaya a discutir de nominibus. Póngame usted ese trasvase, buen hombre, que el que viene detrás seguro que lo acepta también con alegría. Y mientras los políticos, la prensa y demás familia discuten sobre términos, igualito que hacían los sofistas, que acababan convenciendo a uno de que debía comerse un gato y llamarle ternera, cuando uno toma distancia se da cuenta de que lo real, lo que de verdad debería (creo) importar, no son los nombres, sino la res (no la ternera, ya me entienden). ¡Qué necesario es ver otros mundos, quitarse la boina y escuchar voces que no se entienden! ¡Qué necesario, qué reconfortante y, por qué no, qué duro algunas veces!

Ir al artículo

28
Jul
2008
Angelitos
0 comentarios

 

¿Qué pasa cuando a uno se le enciende el chivato de la gasolina en una carretera que no conoce? ¿Y si un error de cálculo o simplemente una gasolinera cerrada desbarata los planes y la carretera se hace eterna, larga, densa y cada centímetro puede ser el inicio de una odisea tirado en el arcén? Aparte de que la adrenalina se descoloca, pasa lo que tiene que pasar: que aparece alguien que te presta combustible y te indica dónde está la gasolinera más próxima. Seguro que alguno de mis lectores piensa que no, que lo que pasa es que te quedas tirado en medio de ninguna parte, en una soledad poblada de aullidos, que dice el salmo. Pues lo mío no es menos verdad. En absoluto. Es, simplemente –y de nuevo vuelvo sobre este tema que me gusta especialmente– una lectura profana de la teológica gracia. Donde uno sólo ve muerte, otro ve gloria (frase de Witt, personaje central de la soberbia peli “La delgada línea roja”). Y alguien dirá que las cosas no son así. Pero el hecho es que también lo son. Lo angélico existe de múltiples formas, y no todas están en el más allá. No me atrevo a dar saltos en este tema, pero los mensajeros de la providencia (por rancias que suenen estas palabras, sin duda por mal uso) andan por ahí. ¿Les falta gasolina? Yo tengo en casa. Un minuto que se la traigo. ¿Qué no? ¿Qué se apuesta a que sí?

Ir al artículo

21
Jul
2008
Aquí no hay nada que ver
0 comentarios

 

En las películas americanas, cuando se ha producido un accidente o un crimen, siempre aparece un policía que espanta a la gente diciendo: “Aquí no hay nada que ver”. Y dependiendo de los gustos de cada quien, puede ser más o menos verdad, ya que siempre hay gente a la que le apasiona lo morboso y experimenta ese extraño sentimiento que los alemanes llaman Schadenfreude, más o menos esa vaga alegría que invade al personal a la vista de las desgracias ajenas. Pero es que resulta que a veces es verdad que no hay nada que ver en algunos sitios. ¿Qué hay que ver aquí? Esa pregunta la hice en dos lugares recientemente y en ambos me contestaron: nada. Aquí no hay nada. No me lo puedo imaginar en boca de un español. Para cada uno de nosotros, nuestro pueblo, ciudad, el sitio del que procedemos siempre tiene algo que ver, sea la iglesia, la plaza, la casa del cura o el chalé que se ha hecho el alcalde a costa del erario público. Siempre hay algo, ese lugar al que orientamos al turista perdido que nos inquiere acerca de lo que no puede dejar de ver. Pero ando por sitios en los que los lugareños afirman que no, que aquí no hay nada que ver. Algunos teóricos llaman a los aeropuertos, las carreteras y esos sitios de tránsito, “no-lugares”, nombre horrible y totalmente errado para lo que vaya si es un lugar, pero bueno. Si aceptamos esa cosa, los no lugares no son los aeropuertos, pues, por muy horribles que sean, cada uno tiene su aquel, sino estos pueblos en medio de ninguna parte a los que ni siquiera sus propios habitantes aprecian, pues recomiendan al viandante que salga lo más pronto posible de ellos. Si ni los de casa lo valoran, ¿qué harán los foráneos? Aquí no se aplica aquello de "venid y lo veréis", ya que, aquí no hay nada que ver.

Ir al artículo

18
Jul
2008
Truth or Consequences
0 comentarios

 

Hay un pueblo en Nuevo México que se llama Truth or Consequences, es decir, verdad o consecuencias. Le pregunté a un español (así se presentó un señor de Bilbao con el que me encontré) y me dijo que el nombre venía del popular dicho de “di la verdad o atente a las consecuencias”. ¿Alguien se imagina un pueblo así en España? Los nombres que dicen algo vienen de hace mucho tiempo (Madrigal de las Altas Torres), aunque a veces el mismo paso del tiempo es el que ha oscurecido su significado (Tordesillas, Valladolid…). En cualquier caso, me ha hecho pensar el nombre de eso pueblo que la verdad, por mucho que la queramos ocultar tras gruesas capas de teoría, siempre está ahí, los hechos admiten cierto grado de interpretación, más allá del cual nos hemos perdido por completo. De este modo, di la verdad, actúa en verdad o atente a las consecuencias. Y viniendo de un pueblo de Nuevo México, al oeste del río Pecos, eso puede significar cualquier cosa menos que a uno le llamen guapo.

Ir al artículo

12
Jul
2008
Intelecto
3 comentarios

Para entrar con alegría, solaz y contento en estas vacacioncillas que se avecinas, quiero compartir un anuncio que aparecía ayer en El País, publicidad de una cadena televisiva, muy bien hecha. Y lo es porque tiene como objeto de sátira a los intelectuales que son los popes de la cultura, del mundo y de la corrección en nuestro mundo cotidiano. ¿Quién dijo que no existían las fuerzas de ocupación en el mundo occidental? Claro que existen y son los listos de turno, los que expiden las licencias de lo que se debe creer, de lo que se puede hacer, de lo que se tiene que decir y de lo que cabe esperar. Y, en no pocas ocasiones, bajo un tupido velo de abstrusa teoría no hay más que un papanatas de cerebro hueco, corazón vacío y hueras creencias. ¡No me digan que no es gracioso esa treta barata de generar frases grandilocuentes que, sí, seguro que dicen algo (porque todo dice algo), pero que podría haber generado una calculadora Casio de primera generación! O el aire interesante, como el que ponen los ministros y los intelectuales apesebrados cuando escuchan la voz de su amo. Que sí, que hasta que algo o alguien no puede reírse de sí mismo es que, o bien no se toma suficientemente en serio (falta de autoestima que se combate atacando al otro) o se toma demasiado en serio (falta de autoestima que se manifiesta en hieratismo ridículo). Riámonos de todo, que las vacaciones –aunque sólo sean porque el ambiente veraniego parece sinónimo de ellas– son tiempo de ocio, no de negocio.

Ir al artículo

10
Jul
2008
García Morente
1 comentarios

He estado leyendo el relato de “El hecho extraordinario” de García Morente, editado porJavier Carballo, OP, y publicado recientemente por la editorial San Esteban. No hay nada mejor que se pueda leer en una tarde de canícula veraniega de estas que nos asuelan: ni Zafones, ni Dan Browns ni nada de nada: García Morente. Como es de dominio público, Morente puso por escrito todos los pormenores que rodearon su conversión. Y lo hace de una manera sencillamente magistral: no sólo es lo que cuenta, sino el cómo lo cuenta lo que convierte este relato en una pieza tan increíblemente atractiva, con un ritmo casi de thriller, que capta al lector desde la primera página hasta que, saciado y satisfecho, como quien acaba de ver una buena película o leído un libro excelente, queda en ese estado particular de perfección anímica en el que dicen que consiste la experiencia estética. Se desearía más, más relato, más palabras, más detalles, al tiempo que se renuncia a algo más que pueda romper la perfección del estado alcanzado. La peripecia de García Morente es excepcional y contiene casi todos los detalles que constituyen, a decir de Aristóteles, una tragedia (o una comedia), un relato. Y además, con su bagaje intelectual, propone todas las posibles objeciones al hecho que relata, el hecho de una presencia sentida que no puede ser quebrada por ninguna razón, a pesar de los pesares.Javier Carballoy San Esteban nos ofrecen esta refrescante lectura (refrescante no es sinónimo de ligero y tontuelo) para el verano. Agustinianamente diré a mis lectores: tolle, lege. De nada.

Ir al artículo

5
Jul
2008
Colombia
0 comentarios

El rescate de Ingrid Betancourt, por lo que parece, ha supuesto en Colombia un revulsivo semejante a lo que supuso en España años ha el rescate de Ortega Lara. He estado echando un vistazo al vídeo de su liberación (en el que sólo se ve el antes y el después del hecho) y puedo imaginar que cuando a los secuestrados recibieron la noticia de su liberación se produjo ese fenómeno que Aristóteles teorizaba en su Poética, la anagnórisis, el conocimiento de un hecho que cambia por completo una situación, su significado presente, pasado y futuro. Porque esas cosas no sólo se dan en las tragedias, sino sobre todo en la vida real, que sobrepuja con mucho las reglas de la ficción (y proporciona nuevas direcciones para la misma). En cualquier caso, este tipo de situaciones suponen un cierto respiro. Porque esas fuerzas auto-organizadas en ejército (como si eso les proporcionase mayor justificación) –y en España sabemos un rato de eso–, que se autodefinen como el ejército del pueblo (¿qué demonios será eso, a estas alturas?) han provocado, probablemente, mucho más sufrimiento que otra cosa. Porque, como siempre ocurre, los que los sufren no son los poderosos, sino los de a pie. Y un ejército que se constituye (teóricamente) para salvaguardar a los de abajo, y acaba, a la larga, cayendo con todo su peso sobre ellos, porque los de arriba están bien parapetados en sus posiciones, plantea algo más que preguntas. Aquí lo sabemos bien: extorsionar, matar, amenazar acaban convirtiéndose en un fantástico negocio para los que no saben hacer otra cosa. Y si se le puede cubrir con el estético y “ético” manto de la de defensa del pueblo, lo popular o lo “nuestro” (definido por nosotros mismos, pescadilla que se muerde la cola, la aleta dorsal y las branquias), ¿qué mejor? Felicidades a Colombia. Ahora sólo falta que se arreglen los demás problemas que les acucian, que deben ser unos cuantos, aunque carezcan de tal valor simbólico.

Ir al artículo

3
Jul
2008
Pico pica
0 comentarios

Una vez que Dios hubo distribuido todos los arquetipos en la creación –nos cuenta Pico de la Mirandola en su Discurso sobre la dignidad del hombre– y dado que, al final, le quedaba por dar un lugar al ser humano, decidió ponerle en el centro de la creación, y le dijo: elige. Puedes ser planta, serpiente, cerdo, águila o ángel. Puedes ser lo que quieras. Y ese cristianismo neoplatónico sigue teniendo un sabor especial para los que confiamos en las posibilidades del hombre. En esta época de locos, en la que todo el mundo sabe muy bien qué debe hacer cada quien (sobre todo los demás) y no sólo lo sabe, sino que lo impone por la fuerza coercitiva no tanto de los argumentos cuanto de las acciones inmoderadas, Pico resulta tan esclarecedor que casi asusta: puedes ser lo que quieras. Si quieres ser ángel, adelante. Si quieres ser víbora, bienvenido… pero hagas lo que hagas será responsabilidad tuya, porque no podrás descargar el peso de tu esencia sobre un arquetipo preexistente. No podrás decir: fui esclavo porque estaba predestinado a ser esclavo. No. Sólo podrás hacer y con ello hacerte a ti mismo. Suena tan existencialista, tan contemporáneo, tan del 68…, pero es de Pico -aquel que murió en San Marcos de Florencia con el hábito dominicano, después de haber tenido que salir por piernas enn una ocasión tras haber raptado a la esposa de un Médicis (nunca es tarde para ingresar en la Orden)- y, si rebuscamos un poco más atrás, de San Agustín. En fin, ¿quién, en su sano juicio, se atrevió a afirmar que la religión y la razón estaban reñidas?

Ir al artículo

1
Jul
2008
Sólo de (escaso) interés para los de Cangas
0 comentarios

Estaba leyendo El viajero, el suplemento sabatino de El País, que dedica un monográfico a Asturias. Mi lectura era dirigida, muy dirigida, totalmente dirigida: sospechaba que iban a hablar de lo de siempre y a olvidarse de Cangas del Narcea, mi pueblo de origen. Y así fue. Se confirmaron mis peores temores. Se habla de todo, de las cosas más sublimes y de las mayores paridas asturianas (porque en Asturias también hay paridas, como en todas partes) y sólo dos líneas miserables glosan la fiesta que ahora se avecina, la fiesta del Carmen, con su Descarga y todas las cosas anexas. ¿Acaso estoy errado y no es digno de ver Cangas? Puede ser, pero creo que la mayoría podríamos convenir en que, además de ser el mayor consejo de Asturias (razón por la cual cabe suponer que algo habrá que ver, aunque no se siga tal inferencia), el monte/bosque de Muniellos merece la pena, así como la inmensidad de valles y puertos que conforman su geografía. Pero me da igual. En este caso (aunque se pueda discutir en otros), los hechos están ahí y el valle de Naviego no tiene nada que enviar a ningún rincón austriaco por el que Heidi pudiese haber correteado. ¿Qué nos queda? Si los datos están, si de vez en cuando aparece algún visitante que queda extasiado y vuelve…, ¿por qué el periódico habla de todo menos de nosotros? Pongamos un ejemplo y hagamos la analogía: cabe la posibilidad de que exista una enorme bolsa de petróleo en el pueblo de Tebongo. Está ahí, pero, que yo sepa, nadie la conoce. Los tebongueses nombran a X como encargado petrolero, y X se dirige a Y para contarle que el futuro económico de la región está solucionado: vengan y extraigan el petróleo. Pero sucede que a X se le olvidó hablar con Y, o nadie sabe quién es X, o simplemente X prefiere que nadie venga a buscar el petróleo, por la razón que sea. ¿Se entiende la analogía? ¿Por qué somos los más desconocidos de Asturias (con la excepción de Ibias)? ¿Por qué, si tenemos tanto o más que los otros? No es conspiranoia, es sospecha de que X, sea quien fuere, no ha hecho los deberes.

Ir al artículo

30
Jun
2008
Existencia tabernaria
1 comentarios

Uno de los Carmina Burana decía algo así como “In taberna quando sumus non curamos quid sit humus”. He mirado por internet a ver si recordaba bien la frase y me he encontrado con una traducción horrenda, pero eso es otro cantar, el cantar de que el latín, ay, queda reducido a cuatro gaticos y un par de monetes, que dirán los chicos de Muchachada Nui. A lo que íbamos: donde dice taberna puede leerse fútbol, libros hueros, revistas, cotilleos, política civil o eclesiástica, tenis, bodas y banquetes de gentecillas, recochineo a costa de alguien, sentimientos de poder propio, hybris, vanidad, etc. etc. Cuando estamos instalados en estas cosas, no pensamos en que somos mortales ni en que podemos malgastar nuestra vida, ni en que, aunque todos la malgastemos de un modo u otro (ningún mortal es feliz), no todas las maneras de tirara por la borda son igualmente justificables ni punibles. Quien llega al final con algo en las manos no es igual que quien llega sólo con infinitos romances televisivos, ligues con famosos/as (de nuevo televisivos) o cualesquiera cosas semejantes... y nada más. ¿Quién no se ha sentido pletórico con la victoria futbolera de España? Me imagino que multitudes, pero reconozco que un número impresionante e inconcebible de personas han vivido esa victoria como si se tratase de algo totalmente personal, cuando en realidad sólo hay una comunicación simbólica y ritual con lo que acontecía a unos cuantos miles de kilómetros de aquí. Claro que eso es real, pero ¿es auténtico? ¿Es acaso un momento de taberna, de solaz y contento, o es que el constitutivo de nuestra vida es puramente tabernario (porque después de esto vienen el trofeo X, el campeonato Y, el tenis V y la lucha tailandesa Z)? Y como si fuese un columnista-filósofo de esos que pululan por la prensa escrita, me tomaré la libertad de llamar a esta caricatura que hago de lo que Heidegger llamaba existencia inauténtica, existencia tabernaria. Me ha gustado.

Ir al artículo

Posteriores Anteriores


Suscripción

Suscribirse por RSS

últimos artículos

Archivo

Logo dominicos dominicos