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Blog Bitácora Véritas

Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor


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12
Jun
2011
Dominicos en RD
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Estoy bien enzarzado con cuestiones de fe y razón, escribiendo sobre ellas. Yo tengo la cuestión más o menos resuelta, al menos con comprensión suficiente para pasar el año, pero escribirla supone poner sobre el papel no tanto el proceso que a uno le ha llevado a concluir algo cuanto el itinerario de razones que pueden servir para cualquier otro, no sé si tanto para convencer, cuanto para debatir. Pues bien, de repente me llega el regalo, no sé si la respuesta a mis plegarias o qué, del documental de Pueblo de Dios de Dios sobre los frailes en Santo Domingo, en la República Dominicana (¿es mucho decir que este programa es de lo mejor que hay en la tele?)
En el mundo rico, los términos preferidos son tolerancia y derecho. A veces pienso que el que tolera permite (ese es el origen de la idea, en las guerras de religión) y eso genera un derecho a vivir como uno desee, lo cual es justo y necesario. Tolerar, no obstante, conmoverse y mucho menos, me temo, aceptar que el de enfrente puede tener razón o necesidad. En el mundo pobre y “mediopensionista”, los términos son misericordia y deber. El misericordioso no se pone en un lugar especial, sino en el suyo y en el del otro, que podrían ser el mismo, y así no juzga ni permite, sino que hace, de ahí su deber. Mejor que Eduardo, en el documental, no lo voy a decir: hay tantas cosas que hacen que a uno se le caiga el alma a los pies, que parece que no hay nada que hacer, y sin embargo, se hacen, porque se deben hacer, seguramente no por un imperativo categórico, sino por el deber que impone la caridad (recuperemos el término). ¿Cómo se hace eso? Abrazos, unciones, becas, salud, escuchas, unos pesos que ayudan a pasar el día. No sé, cada cual se las ingenia para ser sabio en la situación específica. Y bien que lo hacen los frailes del Caribe.
 

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10
Jun
2011
Confórtame
2 comentarios

Paso una tarde, pasó una mañana… y ya en el sexto año, cercanos a Pentecostés. Recuerdo a nuestro profesor de Trinidad que, como buen Trinitario que era, nunca dejaba la ocasión de nombrar a las tres personas. Nunca hablaba del Padre solo, sino que se las ingeniaba para meter en la frase a las otras dos Personas y lo mismo hacía con el Hijo (que con el Padre y el Espíritu…) y el Espíritu (que con el Padre y el Hijo…). Nunca sólo uno. Los tres. Desde el medieval Joaquín de Fiore parece que vivimos en la edad del Espíritu, y no sé si nos habíamos enterado. Salvo en algunos movimientos religiosos que se acogen claramente a su Persona, y que curiosamente son los que más crecen en el mundo cristiano (pentecostalismo, por ejemplo), parece que la idea del Espíritu Paráclito (palabra que difícilmente reconocen ya muchos cristianos de a pie. “Parásito”, decía una señora en un pueblo de Burgos al rezar una oración de desagravio, justo cuando otro fraile y yo entrábamos a ver la Iglesia), defensor, consolador, confortador está olvidada en esta época de depresiones, pérdidas, despistes existenciales y su presencia "desaprovechada". La letanía de Robert Herrick, musicalizada por Peter Hurford, lo dice todo (incluyendo una graciosa crítica a los médicos). Por si sirve para Pentecostés….

In the hour of my distress,
When temptations me oppress,
And when I my sins confess,
Sweet Spirit, comfort me!

When I lie within my bed,
Sick in heart, and sick in head,
And with doubts discomforted,
Sweet Spirit, comfort me!

When the house doth sigh and weep,
And the world is drown'd in sleep,
Yet mine eyes the watch do keep,
Sweet Spirit, comfort me!

When the artless doctor sees
No one hope, but of his fees,
And his skill runs on the lees,
Sweet Spirit, comfort me!

When his potion and his pill,
Has, or none, or little skill,
Meet for nothing but to kill,
Sweet Spirit, comfort me!

When the passing-bell doth toll,
And the furies in a shoal
Come to fright a parting soul,
Sweet Spirit, comfort me!

When the tapers now burn blue,
And the comforters are few,
And that number more than true,
Sweet Spirit, comfort me!

When the priest his last hath pray'd,
And I nod to what is said,
'Cause my speech is now decay'd,
Sweet Spirit, comfort me!

When, God knows, I'm tost about
Either with despair, or doubt;
Yet, before the glass be out,
Sweet Spirit, comfort me!

When the tempter me pursu'th
With the sins of all my youth,
And half damns me with untruth,
Sweet Spirit, comfort me!

When the flames and hellish cries
Fright mine ears, and fright mine eyes,
And all terrors me surprise,
Sweet Spirit, comfort me!

When the Judgment is reveal'd,
And that open'd which was seal'd;
When to Thee I have appeal'd,
Sweet Spirit, comfort me!


 

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8
Jun
2011
5 años, que no son nada
13 comentarios

El otro día, Paco Faragó que me recordaba que llevo 5 años escribiendo cosas, por iniciativa suya, todo hay que decirlo. Recuerdo que veníamos varios frailes de Madrid y habíamos parado a echar gasolina, tomar un café y demás lavatorios y me llamó Paco para proponerme la cosa. Yo ni sabía qué era un blog (por suerte, sigo sin saberlo, porque si no tendría que hacer lo que se supone que se hace en un blog), pero bueno, qué le vamos a hacer, supongo que le diría. Y así, a lo tonto, 5 años paseando por acá. Por supuesto que en esos 5 años a uno le sale barba y se le rompen las gafas, aunque creo que la foto que luce por ahí ya era vieja (o joven en apariencia) el mismo día que alguien la colgó.
Un par de veces creo que me he leído y con la distancia algunas de las cosas que escribí en su momento incluso me parecieron sensatas, pero un blog es un blog (aunque con esta tautología no quiera decir, insisto, que sepa qué es, sino más bien lo que no es) y no hay que esperar grandes tratados ni opiniones para guiar la vida. Sólo cosas, reflexiones intempestivas de una noche insomne o resultado de una lectura inesperada. A ver qué se me va ocurriendo para los próximos cinco años, que, pasar, pasan pronto.
 

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6
Jun
2011
Bruno MO
4 comentarios

Hoy ha pasado Bruno Cadoré por acá, con su delicadeza y sonrisa características. Hemos hablado de los españoles (el español, por ser preciso) que ha desembarcado recientemente en la Curia, de sus compromisos magisteriales, de sus 9 meses de cargo (ya le va quedando menos) y de cosas varias. Varios de sus asistentes están a punto de terminar y bromea haciendo nominaciones. La verdad es que nos hemos reído un rato a costa de los posibles quién para qué (no me imagino esta conversación en otras familias religiosas). Así, sin más circunstancia especial que una visita fraterna y una comida informal, bajo el mismo techo el actual MO y el exMO Timothy, de modo inopinado, sin más zarandajas ni festejos, salvo el que forma parte de la refección cotidiana. Y como nos han sacado una foto inopinada… escribo esto para acompañarla. 

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2
Jun
2011
Más millonarios
2 comentarios

Según el WSJ, que no es sospechoso de meterse con los millonarios, el 0.9% de las personas controlan el 39% de la riqueza (hace un par de años era el 37%). “The winner takes it all!”, nos dice al articulista. Hay más millonarios en EE.UU que en China, pero eso no significa que tengan más dinero sino, que paradójicamente, su riqueza está más repartida, es decir, que los millonarios chinos son menos, pero los que lo son se salen por la tangente. Si pensamos que ese reparto es inhumano, nuestro discurso se apoyará en una serie de argumentos que podríamos llamar variables ocultas, no por misteriosas, sino porque son las que dan sustento a nuestra creencia: todo el mundo tiene derecho a x, y, z. Luego si la riqueza de unos le impide disfrutar de esos derechos, hay injusticia palmaria y manifiesta (¡y en qué magnitud!). Pero el discurso del ganador también se apoya en variables, que constituyen un determinado sistema de reparto que hace que un cantante, por poner un ejemplo, gane en un concierto lo que un albañil en dos años. Al final, el juego es un juego de valores, de variables ocultas. Una civilización es una jerarquía axiológica, que conviene revisar de vez en cuando.

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1
Jun
2011
Sonrisas
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Todo el mundo sabe que la vida con una sonrisa (propia y ajena) es infinitamente mejor. Por eso, todos los datos científicos que lo confirman sólo hacen eso, confirmar lo que ya sabíamos. Sonreír al encontrarse con alguien, en el trato cotidiano, detrás de la ventanilla de hacienda o cuando alguien viene a revisar su examen no sólo  lubrica las relaciones cotidianas, que también, sino que las constituye como relaciones y no como cargas. Schopenhauer citaba la fábula de los puercoespines, que para él es lo que somos, siempre a una distancia de seguridad para no pincharnos. Pero la sonrisa le desmiente. Los niños sonríen todo el tiempo, seguramente porque no se han dejado engañar por la fábula de que las cosas son así. Las cosas son como queramos que sean, e ir por la vida sonriendo es siempre mejor. Si alguno necesitaba que la ciencia le diese garantías de lo que ya sabía, aquí tiene este vídeo espléndido, que quizá le anime. Pero yo ya lo sabía de antes

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25
May
2011
Singer
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Hace uno días tuve la suerte de asistir a una conferencia de Peter Singer, un filósofo bastante famoso tanto por sus obras como por sus ideas. Muchas son muy radicales, por no decir un tanto descabelladas (algunas de ellas muy descabelladas). Pero en fin, una de sus tesis más famosas tiene que ver con la pobreza global, es decir, con lo fácil (y obligatorio) que sería aliviar, si no acabar con, la pobreza global dando parte de nuestros ingresos, concretamente un 10%. En su charla utilizó algunos de sus ejemplos más conocidos para acabar, después de muchas vueltas, pidiendo el diezmo, de forma razonable (con lo que vemos que, a veces, y desde caminos bien distintos, vivir es ver volver) Está claro que pueden sostener muchas posturas con diversas razones, todas ellas racionales, valga la expresión. El que dice que lo que ha ganado es suyo, razón tiene. El que dice que es de seres humanos ayudar al necesitado, razón tiene; el que afirma que nadie debe tener tanto que pueda comprar a otro hombre ni tan poco que tenga que venderse (Rousseau) está en lo cierto, y así sucesivamente. Cada uno, en ese mercado moral (expresión que le oí el otro día a un filósofo de Minneapolis) tendrá que optar de acuerdo con su conciencia. Lo que más me llamó la atención de Peter Singer fue su humildad al exponer su postura, su aceptación de las críticas y su convicción de que las cosas pueden cambiar. No hay por qué comulgar con todo. A veces, la chispa de lo correcto (a mi entender) aparece de súbito y, venga de donde viniere, ab Spiritu Sancto est, que decía el Aquinate

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17
May
2011
EL árbol de la vida
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En Cannes se ha estrenado “El árbol de la vida”, de Terrence Malick. Obviamente, no voy a hablar de ella sin haberla visto. Sólo de algunas críticas: el Mundo la pone a caldo; el NYTimes la pondera cinematográficamente (su ambición, aunque no su filosofía), el País más o menos, el ABC así asá… Qué más da. Lo que las críticas muestran la mayor parte de las veces es lo que le gusta al crítico. En alguna parte leí que la tarea de la crítica consistía en elucidar elementos, quizá en mediar entre la obra y el público. Pero ya no queremos mediadores. Hay un cierto "luteranismo estético" en el que domina la inmediatez. Queremos contacto directo con todo, y cada vez es más difícil saber en qué consiste ese contacto inmediato con las cosas.De este modo, los críticos ya no son lazarillos que nos toman de la mano y nos conducen, sino gente que nos cuenta qué les pareció la fiesta. Y ahí está el truco, en que, en el fondo, y como críticos, postulan que su sensación festivalera tiene un algo más que la de los no-críticos. Si a ellos nos le va Malick, tal cosa no es sólo un juicio de gusto, sino que tiene un cierto carácter normativo. ¿Me fio de ellos? Bueno, me fío más de Malick, que puede que de vez en cuando se quede dormido. No pasa nada. A Homero le sucedía, cuentan. Vamos, que pienso ir a ver la peli en cuanto tenga ocasión.

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13
May
2011
Tienes las gafas sucias
2 comentarios

Mientras esperaba el autobús, una muchacha que estaba sentada a mi lado me dijo: “Tienes las gafas sucias”. Bueno, seguro que es verdad, ya que uno se acostumbra a una cierta cantidad de porquería en los cristales y ya no la ve, aunque esté ahí para el que mira con ojos diferentes a través de unos cristales ajenos. Me recordó algo que conté aquí hace tiempo, el tipo que me dijo “me gustan sus zapatos” y (cosas raras que tiene uno en la sesera) un pasaje de Wittgenstein en el que cuando alguien dice que el zahorí no puede realmente sentir la presencia de agua, el filósofo le inquiere: ¿acaso puedes tú conocer todas las sensaciones? La tendencia que cada quien tiene para determinar lo que puede y no puede sentirse y, por extensión, ser, está tan arraigada en nuestras profundidades que nos parece imposible que alguien crea de modo distinto o no crea lo que nosotros creemos (exactamente igual que pasa con el gusto estético). Será porque estoy escribiendo un capítulo sobre los milagros de la filosofía de la religión esa que tengo que terminar algún día que me vienen estas cosas a la cabeza. Si alguien me dice que tengo las gafas sucias y yo no me percato, ¿acaso no me voy a fiar de su testimonio? A lo mejor no es imposible que tenga las gafas sucias, quién sabe.

 

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10
May
2011
La Biblia maldita
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Al regresar de hacer unas gestiones administrativas me he entretenido en una exposición sobre las traducciones de la Biblia al inglés. Para los que saben algo de esto, seguro que cada una de ellas revela una historia y evoca ciertas circunstancias de su época de estudiante. Los que no somos demasiado eruditos, nos hemos ido a fijar, como movidos por un resorte, en la “Biblia maldita”. ¿Qué tendrán –por seguir con lo de ayer– cierto términos o sintagmas, que captan nuestra atención como por ensalmo? Pues la célebre Biblia es maldita porque en la impresión del texto del sexto mandamiento, por obra de los duendes o de algún impresor bromista o revoltoso, ha desaparecido el “no”. Allí estaba el ejemplar, con una guía roja que nos permitía leer el mensaje: “cometerás adulterio”. Según decían, había en el texto alguna otra cosa del mismo cariz, pero pasaba más desapercibida. Cualquiera que lo lea, esbozará una sonrisa, quizá de homenaje al humor de los duendes humanos o feéricos, del mismo modo que saltaría del susto de su silla, si viese surgir una mano tras el cristal de su ventana, como me sucede a mí, si no fuese porque esta mañana he visto que unos obreros andaban reparando justo debajo de la misma. Qué maravilla, dejarse sorprender.

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